Hay pocas cosas que resultan tan vergozosas como ser descubierto por un mayor, llámese los padres, en una situación tan privada como bailar solo en la habitación.
Eso hacía un chico, como cualquier otro, hasta que su mamá le preguntó: "¿Qué hacés?".
El nene meneaba sus caderas y, hasta se animaba a perrear frente a la cama. Todo esto sin remera y al mejor estilo "Bailando por sueño".
La reacción del chiquito fue un grito de protesta. Pero el daño estaba hecho.