Enrique Grigioni recorre las habitaciones de lo que fue el Servicio de Informaciones (SI) de la Jefatura de Policía en Rosario. Mira las paredes blancas, el piso de mosaicos rojos, compara lo que está ahora con lo que no existía hace 37 años, cuando él era uno de los detenidos clandestinos en ese centro de tortura de la esquina de Dorrego y San Lorenzo, en pleno centro de una ciudad silenciada por la dictadura militar. Enrique le cuenta a su hijo qué era la Favela, un espacio reducido en el entrepiso, y cómo fue modificado. A su lado pasa Gustavo Actis, amigo y compañero de detención en 1978. Gustavo está con su mujer y también con su hijo, Federico, que sostiene una cámara y registra el momento histórico para un documental, pero ahora parece más atento a lo que vive su papá.

Norma Vermeulen, Madre de la Plaza 25 de Mayo, camina por el subsuelo y se abraza con familiares de víctimas y sobrevivientes, emocionados. Su hijo Osvaldo estuvo detenido cinco días antes de desaparecer en 1977 en donde ahora ella avanza con su pañuelo blanco. Hugo Elías, la única persona que se escapó de ese lugar por una ventana, en enero de 1977, vuelve después de muchos años y enfrenta el dolor de sentir a los que no pudieron salir con él. En la planta baja del ex SI una mujer anda sin hablar y se mete en lo que fue la Sala de tortura, ahora señalizada. Se detiene en una puerta, en realidad es un hueco en la pared que abrieron a mazazos en el inicio de la obra. La puerta original que unía ese punto con la oficina del represor José Rubén Lo Fiego había sido tapada después de 1980.

El entramado de historias que ocupa y convive por primera vez en el Espacio de Memoria es infinito. Los años de lucha y reclamo, también. No es felicidad lo que se vive; es otra cosa. “Es una sensación que se mezcla. Por un lado ver que la obra está hecha y por el otro recordar a los compañeros que no están”, resume Ramón Verón, subsecretario de Derechos Humanos.

La obra en el ex SI, fue inaugurada el jueves a la tarde con un acto oficial (ver fotogalería). También se presentó la muestra “La materia de la memoria”, con videos, fotos y planos, que se puede visitar de lunes a viernes de 9 a 12. Y se abrió el Archivo Audiovisual de Juicios de Lesa Humanidad -con las audiencias en Tribunales Federales de la provincia-, que se puede consultar personalmente y también online.

Invisible/Visible

El Servicio de Informaciones (SI) fue un Centro Clandestino de Detención (CCD) creado en 1976 por el entonces jefe de la Policía de Rosario Agustín Feced. Los policías que formaban parte del grupo de tareas (“la patota de Feced”) realizaban secuestros ilegales de personas, interrogaban a los detenidos, torturaban, robaban y asesinaban. Unas 2000 víctimas pasaron por el lugar entre 1976 y 1979, aunque estuvo abierto hasta el primer semestre de 1980, con menor actividad. La gran mayoría de los 350 desaparecidos de la ciudad estuvieron en esa esquina céntrica; inocultable y a la vez invisible para parte de la sociedad.

“La maquinaria central de la represión y exterminio en esta ciudad pasó por acá, sobre todo desde 1976 hasta 1978, porque ya en el 78' el Ejército tenía sus propios centros clandestinos. Entonces se fue corriendo del escenario como protagonista único al SI y a la patota de Feced”, aseguró Nadia Schujman, directora provincial de la Memoria.

“Estaba bajo el comando de operaciones del II Cuerpo del Ejército (con sede en Córdoba y Moreno, hoy Museo de la Memoria), porque no es que la Policía actuaba por su cuenta, y tenía con una característica especial: estaba en pleno centro de la ciudad, lo que a mucha gente le llama tanto la atención”, agregó.

Para Schujman, además de funcionaria, abogada de Hijos y querellante en las causas por delitos de lesa humanidad, “la importancia de este nuevo espacio es enorme porque es un legado para la historia de esta provincia; para que las generaciones venideras puedan seguir analizando lo que sucedió: escuchando, elaborando y reelaborando nuevas memorias; y recuperar este lugar que, además, arquitectónicamente estaba en peligro”.

La planta baja vista de arriba, sin el entrepiso, uno de los cambios en el SI (Alan Monzón/Rosario3.com)

Schujman desde el área de Derechos Humanos y Cecilia Vallina, desde Cultura, idearon e impulsaron el proyecto original. “Es significativo que desde la recuperación de la democracia en 1983 tardamos todo este tiempo en convertirlo en un Espacio de Memoria. Si bien durante la época que estuvo en comodato de los organismos de derechos humanos (desde 2002 a 2012) fue un Centro Popular de la Memoria y hubo un trabajo importante; en esta oportunidad se avanzó en la recuperación edilicia y de mostrar cómo era la estructura del centro clandestino cuando funcionaba como tal”, afirmó Vallina, subsecretaria de Producciones e Industrias Culturales.

La arquitecta a cargo de la obra, Alejandra Buzaglo, destacó que el proyecto fue un trabajo colectivo y junto a los organismos de derechos humanos. “La intervención responde a dos cuestiones centrales y complementarias: incorporar el testimonio de los sobrevivientes y detener el colapso inminente de la estructura así como el deterioro general del sector del edificio. Los testimonios guiaron todas las decisiones”, señaló (ver nota aparte).

Vallina añadió: “Ver la originalidad del espacio significa recuperar la memoria de un tiempo donde el centro del poder político de la dictadura funcionaba en lo que es hoy la sede de Gobierno de Rosario. Esto tiene un valor muy importante porque permite recuperar para toda la sociedad la visibilidad de una historia”. Como dijo Vermeulen, que todos “vean lo que fue esto, que sepan bien lo que ha pasado acá, porque muchas veces la gente no cree que fue terrorífico".

El archivo y la muestra

Bonfatti en el archivo junto a Schujman y Vallina, y funcionarios (Gobernación)

Algunos sobrevivientes del SI cuentan sus experiencias. Lo han hecho una y otra vez, como una catarsis o un deber. Otros callan, con un nudo marinero indescifrable en la garganta, o evitan acercarse. El archivo audiovisual inaugurado el jueves reunirá todas las voces que llegaron a los juicios: los testimonios de las víctimas, de testigos y las sentencias -también las declaraciones de los represores-.

El jueves, en el medio de la recorrida, el gobernador Antonio Bonfatti pidió buscar un nombre en particular en el nuevo archivo. “A ver, poné Moore”, le pidió a Vallina, que le mostraba cómo funciona el software de búsquedas. No lo dijo en ese momento, pero el mandatario estaba buceando en su historia personal.

“Estuve detenido 15 días en el sótano, en febrero de 1980. El que estaba acá y me custodiaba era (Carlos) Dippy Moore, por eso quería ver qué salía. Yo tuve suerte y pude salir de acá”, contó Bonfatti a Rosario3.com. Moore fue uno de los integrantes de la patota de Feced. Su nombre no arroja hoy ningún resultado en el archivo porque aún no fueron cargados los juicios de Feced 1 y 2, ambos con sentencias en 2012 y 2014.

“La creación del archivo de los juicios es el enlace entre el pasado y el presente. Me interesa tenga una apertura hacia el futuro. Si estos proyectos de memoria no tienen una gran apertura hacia el futuro no trascienden al conjunto de la sociedad”, analizó Vallina.

Sobre la muestra que compila videos, fotos y planos sobre el SI en distintos momentos, añadió: “Busca recuperar y unir las miradas de quienes vieron este lugar a lo largo del tiempo. Cuando un proyecto puede unir esos puntos de vista, está recuperando algo de lo social que se va transmitiendo y que va armando una trama que es más que la simple repetición, es una transformación”. Un proceso que continúa y ahora se abre a otra etapa.

La muestra anexa al espacio se puede visitar de 9 a 12 (Alan Monzón/Rosario3.com).