Un hombre que contrajo matrimonio en octubre de 2005 en Madrid con su pareja homosexual, aunque la convivencia está acreditada desde 1993, presentó en tribunales españoles una demanda de divorcio. Según la demanda, a lo largo de los años de vida en común, el demandante se dedicó a atender el hogar "como si de una ama de casa se tratara", incluido el cuidado de los perros de ambos, mientras que el demandado era el encargado de trabajar y proporcionar los medios de vida necesarios. En el documento se detalla el alto nivel socio-económico en el que vivían (cruceros de lujo, dos vehículos, un chalet con 300 metros cuadrados de jardín, ropa de marca, trajes a medida y costosas reformas en el domicilio). A pesar de ello, el demandante -que originariamente era modelo de profesión- destaca que siempre intentó buscar trabajo y que, de hecho, llegó a montar una peluquería canina en el garaje del domicilio. Sin embargo, el traslado de su pareja a Francia por razones laborales le obligó a abandonar este incipiente negocio. En ese periodo, según el texto de la demanda, afloraron las dificultades entre ambos. En la actualidad, el demandante ha abandonado el domicilio conyugal para vivir con otro hombre. El demandante dice haber dedicado su vida a la convivencia y que, por ello, ha perdido la posibilidad de acceder a un trabajo como modelo -tiene ahora 43 años-, situación que le provoca una depresión que le dificulta aún más incorporarse al mundo laboral. Por todo ello pide el uso del hogar conyugal y del ajuar doméstico por un periodo de 15 años, en el que habitará junto con los perros de la pareja, de los que pide encargarse, fijando la forma y los días en los que su ex pareja "podrá disfrutar de los mismos". Asimismo, solicita una pensión compensatoria de 10.000 euros al mes aproximadamente.