Durante la infancia es fundamental que el chico encuentre su espacio y sepa cómo estar en soledad, inclusive cuando tenga compañía. Según psicólogos y psiquiatras, ésa es la mejor forma para que desarrolle la fantasía y la autonomía.

"La depresión infantil o el trastorno por depresión en niños es algo que está pasando, es un mal de estos tiempos. Sin embargo, facilitando el desarrollo de las cualidades propias del niño y fomentando las actividades lúdicas puede prevenirse o al menos atenuarse", manifestó la licenciada Emilia Elisa Canzutti, psicóloga especialista en vinculación temprana y creadora, junto con su colega, la también licenciada Adriana Marcela López, d. un programa destinado al trabajo con padres e hijos con el objetivo de favorecer un desarrollo emocional sano. 

"La infancia es el momento en el cual el ser humano adquiere todas sus capacidades: el lenguaje, las capacidades afectivas, las intelectuales, los hábitos y las motivaciones, entre otras cuestiones que luego irá desplegando a lo largo de su vida. Por eso, cuando pensamos en la depresión infantil y la incidencia que tiene este mal en nuestra sociedad, creemos que es importante reflexionar en cómo favorecer el desarrollo de la capacidad para estar ´a solas´ durante la infancia, sin que eso se convierta en un problema", esgrimieron las profesionales de la Universidad del Salvador.

"Todo niño menor de 3 ó 4 años necesita crear un espacio donde desarrollar su capacidad para estar solo, aún en compañía de alguien. Allí surge espontáneamente la fantasía, que es el motor necesario para desplegar juegos. De hecho, creemos que la actividad lúdica es la base para poder elaborar los futuros conflictos y así ampliar los recursos genuinos y creativos de cada niño. Esto forma parte de las bases fundamentales para el desarrollo adecuado de la autoestima, la autonomía y el autoconcepto", agregó la licenciada López.

Por supuesto, esta capacidad que señalan las especialistas sólo puede desarrollarse si se cuenta con un apego seguro dentro del ambiente familiar.

De acuerdo con los profesionales, cuando un niño no juega no puede desplegar su fantasía, ni hallar un momento de soledad donde encontrarse y enriquecerse. "Es ahí cuando comienza a mostrar signos de desvitalización y pérdida de interés, situación que lo aísla de su entorno", refirieron las licenciadas. 
El principal problema radica en la detección de estos signos, ya que la tristeza y la depresión en un niño no se manifiestan de igual forma que en un adulto. 

Los más chicos suelen evidenciar alteraciones de la conducta, irritabilidad, llanto fácil, falta de concentración o cambios en el apetito. También pueden perder el placer, o bien desarrollar sentimientos de no ser querido o retraerse socialmente, sin olvidar que en la mayoría de los casos el nivel académico desciende.

"Es muy importante que los padres estén atentos para poder detectar dichas alteraciones o comportamientos que son en definitiva los que muestran que existe sufrimiento psíquico por parte del niño. Esta es la única forma de realizar la consulta adecuada y eficaz", sumaron López y Canzutti.
"No hay que dejar pasar tiempo pensando que la situación va a pasar o va a resolverse rápido, dado que no se trata de un estado transitorio; y aunque así lo fuera, requiere de una respuesta profesional a los síntomas para evitar que se agudicen", completaron.

Fuente: Pro Salud News