Funcionaban, sí. Pero los electrodomésticos que vendía un falso cura en Villa Gobernador Gálvez a un alto precio y con el pretexto de juntar fondos para ayudar a chicos de la calle no correspondían a ninguna campaña de ese tipo. La Iglesia a la que decía pertenecer este hombre desconoció todo y hay al menos una denuncia penal, aunque serían varios los estafados.

El acusado decía ser el reemplazante del padre Pedro, sacerdote saliente de la parroquia San Enrique, una de las principales de la ciudad vecina. Se movilizaba en auto negro, siempre con la típica indumentaria pastoral: camisa celeste con alzacuello y pantalón oscuro.

De acuerdo a testimonios recabados este jueves por Telenoche (El Tres), el cura trucho se aprovechaba de la solidaridad de la gente y les ofrecía productos supuestamente donados por una casa local de artículos del hogar. Si bien los entregaba al recibir el dinero, les ponía un precio muy superior al real en el mercado, porque, claro, todo se planteaba con fines benéficos.

Matilde, dueña de una carnicería, le contó su caso a la periodista Almudena Munera. “Yo estaba en la vereda, apareció y me dijo: «¿Me conoce? Soy el padre tal (la mujer no recordaba el nombre), hace tres años que estoy acá y estamos vendiendo 50 artículos que nos dieron para ayudar a los chicos”.

“Dijo que eran 18 menores que estaban de pupilos, entonces le compré, para ayudar. Compré una luz de emergencia que anda y todo, pero me cobró 1.500 pesos. Me dijo el padre Fernando (Gómez, a cargo de la parroquia en cuestión) que lo denuncie porque no era de la iglesia”, agregó la mujer.

Por su parte, Ramón, otro vecino de Villa Gobernador Gálvez, también adquirió, con la idea de que estaba cumpliendo una buena acción, el mismo producto que Matilde a 400 pesos. “Le compré para ayudar, si no, no le hubiera comprado. Me ofrecía varias cosas, hasta una motosierra”, relató.

“Ojo, no le compren a cualquiera"

Otros testimonios daban cuenta que el falso sacerdote también vendía artículos baratos como termos para frío –que en locales cuestan menos de 100 pesos– por 500. Y que incluso reforzaba su cuento con una advertencia a sus potenciales “clientes”: “Ojo, no le compren a cualquiera, sólo los sacerdotes estamos vendiendo por las casas en nombre de la Iglesia”.

Por estas horas, nada se sabe de este hombre, ya que no dejaba nada más que su nombre de pila. Tendría unos 50 años y es rubio y de ojos claros, de acuerdo a la descripción que aportaron quienes lo conocieron. También trascendió que llegó a dar una misa en otra parroquia de la ciudad vecina a Rosario.

Por el momento, más allá de que serían varios los engañados, sólo fue radicada formalmente una sola denuncia penal en Centro Territorial local (CTD), ubicado en calle Bomberos Voluntarios y Mitre (frente a la Plaza San Martín).