Fidel Castro y Hugo Chávez se dieron el gusto. Cambiaron sus atuendos, el líder cubano se calzó su uniforme militar y el presidente venezolano se puso sus clásicas camisas moradas, y se dirigieron a una multitud dispuesta a festejar cada una de sus arengas contra el “imperialismo” y a favor de una integración de los pueblos sudamericanos.

 

Tras el cierre de la Cumbre oficial del Mercosur que se llevó a cabo en Córdoba este viernes, Fidel y Chávez cruzaron la vereda y se fueron a la Ciudad Universitaria de esa ciudad donde se realizó la Cumbre de los Pueblos. Originalmente, iba estar con ellos también Evo Morales, pero el boliviano decidió retornar a su país antes de lo previsto.

 

Bajo un inmenso cartel con la leyenda "La integración es nuestra bandera antiimperialista", Chávez fue el primero en hablar y planteó que la dicotomía política es "socialismo o barbarie" al tiempo que convocó a la construcción de "un nuevo socialismo del siglo veintiuno".

 

Castro, en tanto, hizo un alegato en favor de la educación, marcó su posición sobre la propiedad de las tierras, y ambos discursos tuvieron interrupciones por aplausos y por muchas de las consignas clásicas ("Fidel, Guevara, la patria liberada"; "Olé olé, Fidel"), y hasta por el canto de feliz cumpleaños al cubano, que festejará sus 80 años en agosto.

 

Si bien se esperaba también la presencia del presidente de Bolivia, Evo Morales, el mandatario decidió regresar a su país a media tarde, y tomó el vuelo cuando estaba comenzando el acto en el campo de rugby de la ciudad universitaria cordobesa.

 

La multitudinaria concentración fue organizada por la embajada de Venezuela, con la colaboración del Gobierno nacional, la embajada de Cuba y distintas organizaciones sociales.

 

"El imperialismo no dura más de 50 años. Y la batalla no será con las armas, será con las ideas", arengó Castro y manifestó su "felicidad y emoción" por participar de la cumbre en Córdoba, donde se firmó la ampliación a todo el Mercosur de los acuerdos comerciales con Cuba.

 

Frente a Fidel, en el espacio reservado para los invitados especiales, se ubicaron la delegación venezolana, el líder del MTD, Emilio Pérsico; Hebe de Bonafini, el diputado Miguel Bonasso y canciller cubano Felipe Pérez Roque, expectante como los manifestantes que soportaron una temperatura de 5 grados.