La "Fiebre de Sábado por la Noche", que se estrenó el 14 de diciembre de 1977, sigue haciendo bailar al planeta treinta años después y se ha convertido en un mito de la cultura pop que ha hecho olvidar que el film, además de musical, es también un drama social.
La banda sonora (en gran parte de los Bee Gees) tuvo un éxito sin precedentes y ha conquistado varias generaciones, el baile de John Travolta ha sido imitado y parodiado, y su personaje, Tony Manero, se ha convertido en un icono kitsch.
Pero para el director de la película, John Badham, el éxito de este musical radica en el guión; prueba de ello, afirmaba en una reciente entrevista con una emisora de radio estadounidense, es que se intentó muchas veces repetir la fórmula de la película de adolescentes con canciones de éxito y el resultado fue "flojo".
En cambio, en "Saturday Night Fever" –dice su director, que no es el autor del guión, obra de Norman Wexler– la cosa funcionó no sólo porque tenía buena música, sino porque "había una historia, un fundamento, unos personajes muy reales y vivos".
Las críticas contemporáneas y las que se han escrito desde entonces con ocasión de aniversarios o la salida este año del DVD varían en la valoración de los aspectos dramáticos del film.
Sea cual sea el acierto del guión, "Fiebre de Sábado por la Noche" no es sólo una comedia de adolescentes con problemas hormonales, o un drama sobre una juventud en rebeldía contra la generación de los padres, sino la historia de jóvenes desfavorecidos, conscientes de su falta de perspectivas y que oscilan entre la resignación y las ansias de superar esas limitaciones.
El baile del sábado en la discoteca les permite escapar de esa realidad y el protagonista se entrega a él con fiebre.
En Alemania la película se estrenó con un título evocador de esa frustrante situación: "Sólo en sábado noche".
Para la revista estadounidense Variety, la "poco lograda historia se arrastra de un episodio previsible a otro, separados por discos de fonógrafo o viceversa".
"Fiebre de Sábado por la Noche" era, en cambio, la película favorita del prestigioso crítico estadounidense Gene Siskel, que tiene un centro cinematográfico con su nombre en Chicago, y la había visto 17 veces.
A Siskel, según ha contado su socio Roger Ebert, el film le seducía a nivel emocional, pero también por los temas: por "mostrar el deseo de todos los jóvenes de escapar a la cadena perpetua de un trabajo aburrido" y la "dificultad que tienen algunos hombres para ver a las mujeres como algo más que proveedoras de sexo".
En la película hay una semiviolación que ha dado lugar a críticas.
En un comentario del día siguiente al estreno mundial en Nueva York -el 14 de diciembre de 1977- el New York Times escribía: "Tras una primera hora llena de euforia y música jubilosa, se pasa a una historia tan desalentadora que es casi como si hubiera empezado un nuevo lunes".
El escritor español Francisco Umbral abundaba en el mismo sentido: "El sábado por la noche sigue pasando lo que todos los sábados por la noche... que somos libres por diez o doce horas, vertiginosos al borde de un domingo vacío"; luego "hay que volver a empezar en la oficina, hasta el nuevo fiebrón del sábado noche".
Krinein, revista francesa sobre cultura pop, recordaba recientemente que el título del film se ha convertido en una expresión corriente y que, aunque con el tiempo lo que haya quedado es la imagen kitsch de John Travolta con el dedo índice levantado, bajo la apariencia de comedia "hay una reflexión muy pesimista... Es una película inteligente que convendría rehabilitar".
En Estados Unidos se prestó más atención al drama social; un internauta de Brooklyn, el barrio de Nueva York donde se desarrolla la película, escribió este año que el film refleja bien "la vida en un barrio obrero y la frustración que conlleva".
En otros países lo que suscitó fue sobre todo entusiasmo o aversión por la cultura o la estética disco.
Dos años después del estreno en Estados Unidos se organizó incluso en Chicago una quema de discos de estilo discotequero. Curiosamente, aunque Travolta fue candidato a un Oscar por su interpretación en la película, ni la banda sonora ni ninguna canción lo fueron, aunque sí para los Globos de Oro.
En octubre del año pasado la banda sonora fue incluida en una lista de las 50 mejores por la revista Vanity Fair.
El guión de "Fiebre de Sábado por la Noche" está basado en un artículo, "Ritos tribales del sábado noche", del británico Nik Cohn, quien confesó años más tarde que se había inventado el personaje, pero ya eran muchos los que se habían identificado con él y algún que otro vecino de Brooklyn había reclamado ser el modelo de Tony Manero.
Cohn acabó fascinado por Brooklyn, buscando los rastros de su personaje, e imaginándose su evolución hasta la edad madura.


