Con un cierre de fuegos artificiales y la coronación de la reina se puso fin a la Fiesta de la Colectividades, celebración que parte en dos las simpatías de los rosarinos. Aunque según los organizadores a lo largo del evento hubo casi un millón de personas, no todos estuvieron contentos con esta festividad. Para muchos habitantes de Rosario, principalmente de la zona céntrica, lo que terminó ayer fue un calvario y no una fiesta.

Anoche cerró la edición número 22 del Encuentro y Fiesta Nacional de Colectividades con la elección de Florencia Grorgio, de 20 años, en representación de la Casa de Cuba, como la reina del evento. “Hay un dato curioso, ésta es la primera vez en la historia de esta fiesta que se eligió a una reina de Latinoamérica”, contó a Rosario3.com, Carlos Bustos, coordinador general de la feria.

Según Bustos, “durante los diez días que duró el evento pasó medio millón de concurrentes y anoche con motivo del cierre se vivió el máximo de público, con la presencia de más de 150 mil personas”. Pero no sólo de rosarinos se nutrió el público, de acuerdo a los registros del Ente Turístico de Rosario (Etur) “arribó a la ciudad mucha gente de afuera con motivo de la actividad cultural; los turistas llegaron desde Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires y otras localidades de Santa Fe”.

Este año se duplicó la cantidad de espectadores y también se amplió la cantidad de colectividades. “En esta edición se incorporaron el Centro Ligure, la Casa de Cuba, y la Casa Uruguaya, que antes no estaban con lo cual también hay tres reinas más en el concurso”.

Entre los números que crecieron en esta nueva edición también se notó un incremento del consumo de cerveza,  la bebida más pedida en la Fiesta de las Colectividades. “Mientras el año pasado se vendieron 60 mil litros de cerveza, creemos que en 2006 esa cifra se duplicó. Aunque hubo días frescos al principio, vino más gente y todo hace suponer que se vendió más”, indicó Bustos.

Aunque es cierto que no hubo un desmadre ni se tuvieron que lamentar graves incidentes en el predio del Parque Nacional a la Bandera con motivo del evento, la fiesta no pasó desapercibida para los vecinos del centro que clamaron porque termine de una vez por todas.

El festejo popular que atrae con fuerza a los rosarinos de la periferia tiene su contracara en los vecinos del centro que como siempre se enojaron por los ruidos molestos, la falta de lugar para estacionamiento, las calles cortadas por el personal de la Dirección de Tránsito y el hormiguero de gente que en cada esquina esperaba el taxi o el colectivo que por supuesto y como todos los años nunca llegó a tiempo.