Las sospechas por el ingreso de la barra brava de Central y la bronca de los que, con su entrada en la mano, se quedaron sin ver el partido Argentina-Brasil en el Gigante de Arroyito, tiene y tendrá nuevas repercusiones, ahora en la Justicia.

Tras notificarse de la existencia de decenas de denuncias en la policía, el fiscal Esteban Franicevich, que decidió investigar cómo entró la barra brava de Central, anunció que este martes se reunirá con el jefe de la División Judiciales de la Unidad Regional II para analizar el cuestionado accionar policial y dio un consejo a quienes se quedaron sin ingresar a pesar de que habían comprado su entrada: ir a un abogado e iniciar un juicio a la AFA, que es quien “vendió la entrada y le negó el espectáculo”, según dijo al programa Zapping Sport, de Radio 2.

Franicevich, antes de ingresar a los estudios de Radio 2 y luego de salir de los de Canal 3, escuchó la experiencia de Miguel Aranda, un joven de 24 años de Venado Tuerto que había comprado dos entradas de 350 pesos, viajó con su padre y se quedó afuera como otras más de dos mil personas, entre ellas ex jugadores como Edgardo Bauza y dirigentes políticos como Héctor Cavallero.

Aranda, con su entrada sin cortar en la mano, hizo la denuncia en la comisaría 9ª –la misma que aún mostraba decepcionado–, donde –asegura– recién se la tomaron a las 2 de la mañana a pesar de que fue prácticamente a la hora en que empezó el partido, es decir cerca de las 21.30.

El argumento para negar el ingreso a estas personas fue que la capacidad del estadio estaba colmada, evidentemente porque hubo gente que entró sin ticket o bien porque había entradas falsificadas.

Fanicevich cree que, por caso, fue irregular el ingreso de la barra brava de Central –aparentemente facilitado por la policía–, que además, una vez adentro, exhibió banderas auriazules.

Hernán Brest, titular de la seccional 9ª, dijo haber detectado la existencia de entradas falsas y aseguró que se invetsigarán responsabilidades internas por el acceso de la barra brava canalla.

El comisario dijo que la puerta 2, por la que intentó acceder Aranda, se cerró a las 20.10 cuando se verificó que la capacidad del sector estaba colmada.

“Lamentablemente quedó gente afuera con su entrada, algunos después de viajar”, afirmó.

En cuanto a las banderas, dijo que pudieron entrar tapadas con otras o acaso estaban ocultas dentro del club.

Franicevich, en tanto, relató que hubo otras barras que llegaron al Gigante, algunas en colectivos desde Buenos Aires, y se tuvieron que volver.

El municipio contó espectadores

El director de Inspecciones de la Municipalidad de Rosario, Luis Baita, explicó que la tarea de su repartición fue comunicar a la policía de la provincia el momento en que se colmó la capacidad del estadio.

“Avisamos cuando se llegó al límite del factor ocupacional. Es la policia la que decide cerrar la puerta. Nosotros contamos personas para no poner en riesgo a los espectadores”, explicó el funcionario municipal.

“Nosotros debemos resguardar la seguridad de los que están adentro. No tenemos potestad para determinar si las entradas son válidas”, agregó Baita.