Según el último estudio de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), tres países latinoamericanos están entre los diez donde más cirugías se practican en el mundo, de los que destaca Brasil como el lugar en el que se realizan más lipoesculturas, el procedimiento más demandado mundialmente.

De acuerdo con las estadísticas de 2010, Brasil ocupó el primer lugar en Latinoamérica, con el 15,2 % de las cirugías estéticas del mundo, el segundo fue México, con el 4,6 %, y Colombia el tercero, con el 2,9 %.

El avance en Colombia ha sido significativo, pues entre 2009 y 2010 subió 8 puestos en la escala que hace la ISAPS de los países con más intervenciones, superando a países como Alemania, España y Rusia.

Tras las lipoesculturas, el segundo puesto en cuanto a cirugías lo ocupa el aumento de senos. "Con la proliferación de la cirugía de aumento de senos se ha creado también una tendencia a que mujeres cada vez más jóvenes demanden este procedimiento", afirma la cirujana brasileña Ruth Graf en el último boletín informativo de la ISAPS.

"La cirugía plástica estética se ha prostituido al punto tal de que todo el mundo quiere invadirla porque consideran que ahí se obtienen beneficios", dijo la secretaria general de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), Lina Triana.

La cirujana colombiana achacó a series banales de televisión y al "afán de protagonismo" de algunos de sus colegas, entre otros aspectos, la mala imagen creada, y aseguró que "el descuido con la seguridad en las cirugías es un problema mundial" al que hay que prestar mayor atención.

Triana considera fundamentales para el éxito de una cirugía la cualificación del cirujano, la idoneidad del centro médico en el que se realizan los procedimientos, la salud del paciente y el plan quirúrgico elegido para tratar a quien desea operarse.

Ante la falta de estadísticas consolidadas en Latinoamérica, las víctimas de este tipo de procedimientos muestran persistentes problemas de seguridad, a pesar de que desde el año pasado se han implementado campañas de educación para los pacientes como "No se convierta en el cuerpo del delito" en Colombia y "Cirugía plástica segura" en México.

Esta misma semana, César Hernández, un joven de 21 años de la ciudad colombiana de Medellín, falleció tras inyectarse silicona líquida en los glúteos para aumentar su volumen, debido a que la sustancia llegó a los pulmones y le provocó deficiencias respiratorias.

El deceso de Hernández revivió dramas similares en otros países, como los que afrontaron las familias de la mexicana Alejandra Martínez, de 29 años, y del empresario peruano Herbert Ganrique, que fallecieron la semana pasada tras operarse, según informaron medios locales.

A pesar de ello, "cada vez más la gente está entendiendo por qué hay que tener cuidado" con las cirugías, que, según la ISAPS, en 2010 fueron 9.462.391 de procedimientos quirúrgicos y 9.095.434 no quirúrgicos, con un notable incremento de la participación de América Latina.

En Latinoamérica "somos pioneros en toda la parte corporal", mientras que "hay países que apenas están despegando con la cirugía plástica estética, como la India", explicó la doctora Triana.

Esto quedó en evidencia cuando en 2011 se conoció el caso de la británica Sarah Burge, quien regaló a su hija, con motivo del séptimo cumpleaños de la pequeña, una operación de aumento de senos, un obsequio que la niña podrá hacer válido cuando cumpla 16 años porque la ley se lo impide con menos edad.

"Hacer cirugías en niñas que no están suficientemente maduras me parece un error", dijo la doctora Triana, para quien los pacientes deben ser conscientes de que el cambio es para toda la vida y de que al someterse a una intervención deben asumir unos riesgos a pesar del desarrollo de la tecnología en últimos años.

Aumentar la seguridad de las operaciones, según la cirujana, es una prioridad que obliga a que los pacientes conozcan cada vez más a qué se enfrentan al operarse.

Fuente: EFE