Quienes pasan habitualmente por la cuadra de Castellanos, entre Santa Fe y San Lorenzo, saben que esa es una pequeña zona roja. Allí, justamente, el fin de semana allanaron una whiskería y un prostíbulo, donde al menos trece personas ejercen la prostitución. El operativo, y las clausuras que de él derivaron, sacaron a la luz una disputa dentro de la misma cuadra: la pareja dominicana dueña de la whiskería de Castellanos 625 sostiene que en su local no se ejerce la prostitución y que fue víctima de una especie de camita, montada por “el Viejo”, un supuesto proxeneta que tiene un burdel a 50 metros. Además, dijeron que este hombre tiene un arreglo con la policía.

La primera aclaración que hizo Maritere, la dueña de la whiskería en cuestión en su diálogo con El Tres, es que su local “no tiene nada que ver con el local de Castellanos 675”, donde varias chicas fueron encontradas con clientes en precarios boxes que ni siquiera llegaban al techo.

“Nosotros no nos prostituimos en ese lugar”, dijo la mujer, que sostuvo que las cerca de diez chicas que trabajan en whiskería van a un hotel, porque no tienen horario. “Yo jamás he explotado a una mujer”, aseguró.

El prostíbulo, según Maritere, es de un hombre llamado a Oscar, al que le dice “el Viejo”. “Nosotros trabajamos en la whiskería de Castellanos 625. Con el prostíbulo de Castellanos 675 no tenemos nada que ver. Yo soy Maritere Paniagua. Voy a dar la cara y mi nombre lo voy a limpiar”, enfatizó.

Maritere sostiene que la propia mujer de Oscar fue quien denunció a la whiskería. Aparentemente, hubo un llamado anónimo al número 145, para denunciar trata de personas.

El marido de Maritere agregó: "Me están acusando de que llevo a las muejeres ante el Viejo, qué tengo yo que ver".

Otra mujer sostuvo que trabaja en el lugar dijo que Oscar “es proxeneta desde hace 20 años” y “le cobra cien pesos” a cada chica por día. Según ella, en el prostíbulo hay 20 chicas, diez por turno.

Y dijo que llama la atención que el burdel fue clausurado el viernes y el sábado estaba nuevamente abierto, según ella porque el dueño “arregla” con la policía, específicamente con la seccional 7ª.

En tanto, la concejala María Eugenia Schmuck, que lleva desde el Palacio Vasallo un cruzada contra la trata al punto de que presentó un proyecto para que se impida la habilitación de whiskerías y cabarets en la ciudad, se mostró conforme con las investigaciones y dijo que en este caso para ella hay delito: sino es trata, hay violación a la ley de profilaxis.