Gendarmes y prefectos repudiaron la respuesta del gobierno nacional a su reclamo y este martes a la noche amenazaron con profundizar la protesta, e incluso un grupo de efectivos de ambas fuerzas confluyeron en una movilización hacia plaza de Mayo.

Los gendarmes fueron los primeros en convocar, por la tarde, a profundizar la medida de fuerza después de que el gobierno nacional respondiera que no subirá el salario mínimo a los 7 mil pesos, uno de los puntos del petitorio elevado por los agentes.

Raul Meza, vocero de la protesta, aseguró en medios nacionales que profundizarán la acción y llamó a sus pares a levantar el 50 por ciento de los puestos de seguridad que dependen de esa fuerza. Lo hizo desde el punto de concentración de los gendarmes, en el Edificio Centinela, en la zona de Retiro.

El gobierno nacional rechazó el petitorio y, en paralelo, denunció una asociación ilícita de abogados, jueces y efectivos de Gendarmería y Prefectura detrás del conflicto que existe en los salarios y su liquidación.

El jefe de Gabinete Juan Abal Medina y el ministro de Economía Hernán Lorenzino señalaron que "el 60 por ciento del personal de Prefectura y Gendarmería tenían sus haberes judicializados". Prometieron normalizar para el mes próximo la situación salarial pero aclararon que es "imposible hablar de un básico de 7 mil pesos".

Por su parte, los prefectos se encontraban por la tarde en las escalinatas del edificio ubicado en Avenida Madero y Juan Domingo Perón, en el octavo día de la protesta. Los representantes de la Prefectura recibieron grupos de 50 uniformados por vez para analizar los detalles del anuncio del Gobierno y, una vez completado este proceso, decidieron sumarse a la protesta de los gendarmes.

Por la noche, prefectos y gendarmes se encontraron en las calles y marcharon juntos a la plaza de Mayo para sostener su reclamo, aunque se trataba de un grupo menor.