Gritó Gimnasia. Sí, el Lobo consiguió su primer triunfo en la Copa Libertadores, al vencer 3-2 a Deportivo Pasto de Colombia.

La ilusión de Gimnasia se incrementó con este triunfo, más allá de que la producción futbolísticia ejó dudas. El Lobo intentó por todos los medios, por abajo y por arriba, y sólo al final tuvo su premio. El equipo que dirige Pedro Troglio apenas contó con cuatro titulares habituales: Kletnicki, Landa, Piatti y Alderete.

Los dos conjuntos coincidieron en un punto durante el partido: una gran vocación ofensiva y notables fallas defensivas. El primero en golpear fue Deportivo Pasto, ya que a los 10 minutos, tras un córner desde la derecha, García cabeceó y Rodas corrigió el rumbo de la pelota, también de cabeza, para abrir el marcador.

El local sintió el golpe y tardó en reacomodar su piezas, pero de a poco fue acorralando a su rival, que con la ventaja incial apostó al contraataque, su mejor arma.

Las jugadas de peligro se fueron sucediendo en uno y otro arco; lo tuvo nuevamente Pasto, pero primero Rodas la tiró afuera, y luego Kletnicki se lució en una doble tapada a García y Villamil.

Gimnasia apostó al pelotazo y en uno de ellos, a los 28 minutos, Cornejo habilitó a Leal, que con un sútil toque ante la salida del arquero Barahona anotó la igualdad.

A partir de ese momento, el encuentro se hizo más que friccionado y el árbitro chileno Rubén Selman, de floja labor, se equivocó por partida doble. Primero debió expulsar a Basualdo por un manotazo a Rodas, y cuando finalizaba el primer tiempo Rodríguez le aplicó un codazo a Piatti, y sólo vio como castigo la tarjeta amarilla.

En la segunda etapa, a los 5 minutos, tras un largo envió de Cornejo, Leal intentó dominar la pelota con el pecho, pero le quedó servida al uruguayo Pacheco, que con un violento derechazo le dobló las manos al arquero colombiano. Gimnasia se pusó arriba 2-1.

La igualdad de Valencia, con un misil desde 30 metros, silenció el estadio, pero a los 42 minutos, tras una pelota que quedó servida luego de un choque entre Silva y Barahoma, Piergüidi desató el delirio en los jugadores y la tribuna del Lobo.