Hasta no hace mucho analistas políticos y dirigentes de ambos bandos se ilusionaban con un posible acercamiento entre el kirchnerismo y el socialismo, a la luz de la buena relación que hay entre el presidente y el principal dirigente del partido de la rosa, Hermes Binner. Pero eso ya es prehistoria: anoche, Cristina Fernández de Kirchner y Rubén Giustiniani se cruzaron feo en el Senado y el –alguna vez posible– romance quedó en el olvido.

 

Esta mañana siguió el duelo verbal, cuando el senador socialista rosarino se defendió de las duras críticas que recibió de su par Cristina Fernández, en ocasión del tratamiento del proyecto por el cual se otorga un margo regulatorio a los decretos de necesidad y urgencia (DNU). “Según ella, a la hora de defender una ley, valen más los números que los argumentos”, sentenció.

 

Anoche, en medio de la extensa exposición de la Primera Dama en el Congreso Nacional (ver nota relacionada), Giustiniani tuvo que soportar la dura verba que le destinó para retrucar las críticas que el socialista había deslizado sobre la forma en que el gobierno nacional utiliza los DNU; esta mañana, en diálogo con Radio 2, el senador por Santa Fe dijo: “Hubiera preferido que las dos horas y media las hubiera destinado a fundamentar el proyecto que estaba tratando y no para criticar a la oposición, a la prensa y a los académicos que opinan en contra”, en alusión al largo discurso de Cristina Fernández.

 

Por un lado, Giustiniani resaltó el hecho de haber tratado en el Congreso, tras 12 años de funcionamiento, la forma en que se deben manejar los DNU; por otro, el senador socialista criticó “el paso negativo que se dio anoche”. “Se obturó para siempre la posibilidad de dar un salto de calidad reglamentando bien los DNU; se los reglamentó mal y para siempre”, agregó el senador.

 

Giustiniani argumentó que, por su propio carácter de necesidad y urgencia, estos decretos deberían ser una excepción y no una práctica habitual. Y ejemplificó su afirmación enumerando su larga historia institucional: en el lapso de 130 años que va desde la primera Constitución Nacional de 1853 hasta el retorno a la democracia, en 1983, se dictaron sólo 35 DNU; durante el gobierno de Raúl Alfonsín, fueron 10; con Carlos Menem en la Casa Rosada empezó el festín –fueron casi 600–; por último, en los tres años que lleva Néstor Kirchner como presidente los DNU ascienden a más 200. Esto indica que en la actual gestión el promedio anual es superior, incluso, al de la época de Menem.

 

El senador socialista opinó que la metodología K –que podría bautizarse como de DNU fácil– es del todo insustancial: “El Congreso ha tratado todos los proyectos que el presidente envía; además, (Kirchner) tiene amplia mayoría en ambas cámaras (legislativas) y no tiene sentido reglamentar de esta manera las aprobaciones”, señaló.

 

Más adelante, Giustiniani se refirió al discurso de Cristina de Kirchner, según el cual la provincia de Santa Fe es una de las más favorecidas por las obras públicas decididas a través de DNU. “No es la manera de determinar las obras públicas”, opinó el senador socialista, y calificó a esta metodología como un “chantaje” para que todos los gobernadores, intendentes y presidentes comunales terminen adhiriendo a las políticas del presidente de turno.

 

Además, Giustiniani dijo: “Hemos demostrado con números que la provincia de Santa Fe pone más en la mesa de lo que saca. Santa Fe aporta al erario nacional, en impuestos, más del 9 por ciento, y el 33 por ciento de las retenciones agropecuarias que llegan a las arcas nacionales. Entonces no tiene sentido, si nos comparamos con la provincia del presidente, que nos echen en cara las obras públicas. Porque si uno separa los anuncios de la realidad, estamos bastante atrás respecto de lo que ponemos en la mesa”.

 

Por último, el senador socialista se refirió al fin de la simpatía entre el socialismo y el kirchnerismo y dio cuente de la ruptura afirmando que su partido prefiere constituirse como una “oposición constructiva” cuya lógica es “apoyar lo que está bien y rechazar lo que está mal”.

 

En ese sentido, Giustiniani elogió la autolimitación que se impuso el presidente Kirchner cuando se designaron los nuevos candidatos para la Corte Suprema de Justicia, pero luego criticó la postura del propio Kirchner en el manejo de la reforma del Consejo de la Magistratura. “Se borró con el codo lo que se escribió con la mano”, ilustró el senador opositor.

 

Y siguiendo el hilo argumental, Giustiniani se permitió plantear la existencia de una “paranoia K”. “No hay una conspiración de toda la oposición, de la izquierda a la derecha, de todo el periodismo y de todos los sectores académicos” contra el gobierno de Néstor Kirchner.