Google le rinde homenaje este martes a Olga Cossettini, en la fecha aniversario del nacimiento de la pedagoga y educadora.

Con su trabajo, y junto a su hermana Leticia, “la señorita Olga” cambió para siempre la enseñanza tradicional: cuestionó el lugar del castigo como recurso frecuente, propuso un mayor espacio en los horarios para tareas de laboratorios y experiencias al aire libre, entre otras transformaciones.

En la base de esta manera de concebir la educación estaba la convicción de que la escuela debía ensanchar la capacidad del niño de imaginar, de crear, de expresarse y de elegir en qué lenguaje hacerlo.

Además, insistió en la interacción entre establecimientos educativos y comunidades locales, algo que plasmó en la Escuela Serena o Escuela Activa.

La misma comenzó como una experiencia piloto, en 1930, en la Escuela Normal “Domingo de Oro”, ubicada en la ciudad de Rafaela.

La “experiencia” se concertó en la zona norte de la ciudad cuando Olga logró el cargo de Directora en la Escuela Nº 69, Dr. Gabriel Carrasco, corazón del barrio Alberdi.

"Sus pensamientos o posturas sistemáticamente toman distancia de una educación clásica y positivista, representada en el normalismo presente en su formación de maestra", explican en el Conicet.

Una de las frases más conocidas de Olga, dice: "El niño dibuja, pinta, escribe, canta y juega para expresar su alma, y necesita la libre expresión de su alma para que pueda crecer su ser y encaminarse hacia el equilibrio y la madurez del hombre".

En 1986, un año antes de su muerte, recibió el premio de la Fundación Konex que la destacó como una de las más importantes maestras del país.

Una descripción de la escuela creada por Olga Cossettini extraída de La escuela de la señorita Olga (1991), el mediometraje de Mario Piazza.