La lluvia no para de caer. Es medianoche. Analía le grita a Lorena, su vecina de barrio Cristalería, si ella tiene agua dentro de su casa. “No”, le responde Lorena algo dormida desde adentro. Pero cuando quiere levantarse de la cama, sus tobillos se hunden en un pequeño lago que crecerá con las horas, hasta llegar al metro de altura dentro de su vivienda.

Los medios hablan de números: la cantidad de milímetros de agua caída que convierten a la lluvia de marzo de 2007 en récord, los cientos de evacuados que se distribuyen en los distintos refugios, la altura del arroyo Ludueña, a qué hora puede desbordar. Pero la inundación tiene otra dimensión, que no se mide ni en uno ni en dos dígitos: la humana.

Ser inundado es algo que sólo siente el que sabe lo que es vivir con el agua hasta las rodillas. De eso habla Gran Inundado, el documental que con formato de reality show se presenta este domingo a las 20, en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas (Maipú 1344).

La película de Juan Diego Kantor y Ricardo Robins –periodista de Rosario3.com– está basada en la historia de un grupo de familias que sufrió la inundación de marzo de 2007 en el barrio Cristalería de Rosario y que decidió quedarse para no perder lo poco que tenía. En medio del drama, crearon un juego: la pequeña pieza donde pasaron una semana sin luz ni baño era la casa de Gran Hermano.

Todos en esa cuadra de calle Salvat, extremo noroeste de la ciudad, padecieron lo que fue la inundación de fines de marzo de este año, cuando cayeron más de 400 milímetros de agua en cinco días.

Teresa, una de las vecinas de esa cuadra, le abrió las puertas de su casa (la única con una pequeña pieza en planta alta que no fue alcanzada por el agua) a Lorena, Analía y a otras familias. Durante una semana todos ellos convivieron en esa habitación: hacinados, húmedos, sin baño y sin luz. Fue entonces que cambiaron drama por juego: estaban en la Casa de Gran Hermano.

“Yo vine acá a buscar sexo”, bromea el Negro, mate en mano, mientras es filmado por Claudio, quien sin saber registró con su celular escenas que conforman el documental. La película, de 45 minutos, reconstruye la supervivencia de un barrio frente a una catástrofe evitable y la forma en que se organizaron para reclamar ante las autoridades para que eso no vuelva a ocurrir.

“Queremos que hagan las obras adeudadas porque sino de acá no nos movemos”, asegura Lorena durante una noche que pasaron en un piquete de la ruta 34. Ella, Lorena y Analía se convertirán con el correr de los días en las tres chicas superpoderosas, las heroínas que tuvo el barrio Cristalería durante las inundaciones.