Los devastadores incendios que destruyeron desde el fin de semana casas y bosques en los suburbios de Atenas parecían controlados ayer, aunque los bomberos seguían patrullando las áreas calcinadas al norte y este de la capital ante la posibilidad de que se reavivaran algunos focos. En tanto, crecen las críticas al gobierno conservador de Grecia por su falta de prevención y por los errores en la coordinación para detener las llamas.

"El incendio arde bajo cierto control y no está en desarrollo", explicó el portavoz de los bomberos, Gianis Kapakis, sobre uno de los focos que amenazaba la ciudad y donde se mantenía un importante retén para que no se reavivara. También seguía activo el fuego cerca de la localidad costera de Porto Germeno, cerca de Atenas.

El inmenso frente de fuego que comenzó el viernes y se acercó a la capital, arrasó más de 20.000 hectáreas de pinares, olivares y otros cultivos, según las autoridades. También se quemaron cerca de 200 casas, y Atenas quedó envuelta todo el fin de semana en una nube de humo y cenizas. Una vez extinguidas las llamas, quedó a la vista un paisaje gris, desolador.

"Este incendio se podría haber evitado si lo que ocurrió en 2007 se hubiera utilizado como lección", clamó Giorgios Papandreu, líder del mayor partido opositor, el Movimiento Socialista Panhelénico, recordando los incendios que dejaron más de 70 muertos y arrasaron 250.000 hectáreas.