Los vecinos de la zona de Uruguay –ex Ayolas– al 1100, donde un comerciante mató a un ladrón con el que se tiroteó y a la vez lo hirió– dicen que los asaltos son cosa de todos los días. Y que por eso no sin pocos los que han decidido armarse. Raúl Lencina, el comerciante herido en el trágico episodio, habló con De 12 a 14 –por Canal 3– mientras su esposa, Marisel, que fue quien estaba atendiendo el negocio en el momento del asalto, estaba con el móvil en vivo. Se mostró conmovido por lo ocurrido, lamentó haber matado al ladrón –"quizás tenga hijos como yo", afirmó– pero dijo que no le quedaba otra alternativa. 

Los reportes policiales señalan que el episodio ocurrió en un negocio ubicado en Ayolas 1133. Se trata de un local que funciona, por una parte, como casa de venta de insumos de informática y, por la otra, como academia de conductores.

Raúl , dueño de ambos locales, estaba junto a sus cuatro hijos –de entre 2 y 8 años– en su casa, ubicada en la parte posterior de los comercios, separados por una puerta plegadiza. Lo acompañaban también su cuñada que estaba con un bebé y su suegra.

Aparentemente, el hombre escuchó la exigencia de los asaltantes y se encaminó armado a evitar el atraco. Parapetado detrás de la puerta, habría cruzado varios disparos con los ladrones.

Uno de los asaltantes armado –el que murió– recibió cinco disparos, dos en la pierna izquierda (a la altura de la ingle y la pantorrilla), otros dos en la garganta y el restante a la altura del mentón; mientras que Raúl terminó con un disparo en el abdomen por el cual lo estaban por operar, pero estaba fuera de peligro.

Marisel, que estaba en el negocio, contó que los ladrones le apuntaron con el arma y ella les dijo dónde estaba el dinero. Luego habría empezado el intercambio de disparos.

Raúl contó, en diálogo con Canal 3, contó, semiquebrado por las lágrimas, que fue una "situación límite". "De ninguna manera era mi intención matarlo. Quizás el también tenga hijos, pero no me dejó otra alternativa", afirmó.

"En ese momento no era que la vida estaba en manos de Dios. Estaba en manos de los dos que nos enfrentamos, y le tocó a él", agregó. Y luego insistió: "Lamento mucho lo que pasó, no era mi intención".

Consultado sobre si quería dejar algún mensaje a alguien, se limitó a decir: "Muchachos, a cuidarse".

Por su parte, Marisel, también conmovida, dijo que luego del asalto se enteró la seguidilla de robos en la zona y que incluso el día anterior hubo uno en otro negocio que está a 80 metros del suyo.