El cráneo del rey que alguna vez gritó en batalla "Mi reino por un caballo" fue encontrado tras excavar en un estacionamiento cercano a un monasterio. El grito no llegó lejos y Ricardo III perdió no sólo su dominio sino también la cabeza, ahora hallada por un grupo de investigadores británicos.
Un equipo de arqueólogos e historiadores de la Universidad de Leicester confirmó que un esqueleto con la calavera partida y la columna vertebral torcida enterrados bajo un un garage pertenecen al último monarca inglés que murió en batalla, en 1485
El hallzago no es menor porque viene a resolver un misterio de 500 años sobre el lugar final de su descanso. Si bien los restos óseos se encontraron el año pasado, recién ahora se pudo determinar su identidad.
El esqueleto mostraba signos de lesiones coincidentes con las heridas recibidas en batalla: un utensilio con filo parecía haber partido parte de la zona posterior del cráneo mientras que se encontró una flecha de metal entre las vértebras de la parte superior del esqueleto.
Los académicos aseguraron que el ADN extraído del cuerpo coincidía con el de Michael Ibsen, un fabricante de muebles de Londres nacido en Canadá que según los genealogistas era el descendiente directo de la hermana de Ricardo, Ana de York.
Ricardo III, retratado por William Shakespeare como un tirano monstruoso que asesinó a dos príncipes en la Torre de Londres, murió luchando contra el que luego fue su sucesor, Enrique Tudor, en la batalla de Bosworth Field, en el centro de Inglaterra.