Fue un verano duro para muchos locales gastronómicos de Rosario. Y no sólo por la crisis que afecta cada vez más el nivel del consumo, sino también por el cambio de hora que hizo que la gente saliera a comer más tarde y prácticamente se perdiera un turno, explicó Rodrigo Pastor, presidente de la Cámara de Bares y Restaurantes.

El nivel de actividad de los restaurantes suele ser un buen indicador de la actitud de consumo de la clase media rosarina, ya que comer afuera es su deporte favorito.

“Enero y febrero fueron meses muy difíciles. Gente que no cerraba este año lo hizo y muchos no han vuelto a abrir”, dijo Pastor en diálogo con el programa Diez puntos, de Radio 2.

Por su puesto, la crisis retrajo el nivel de consumo pero además el empresario apuntó contra el cambio de hora. Es que, al anochecer tarde, la gente también retrasaba su salida y dejaron de existir los tradicionales dos turnos en los restaurantes: los que llegaban cerca de las 9 de la noche y los que lo hacían más cerca de las 11.

Pastor afirmó que el negocio gastronómico perdió rentabilidad en los últimos tiempos y que hoy “hay que hacer los números muy finos” para no fracasar en un negocio de este tipo.