Todos lo piensan pero nadie se anima a decirlo. Nadie, salvo Gabriel Heinze: porque el Gringo, apenas terminado el partido en Rafaela, lo tiró sin ponerse colorado. "Yo ya me siento campeón", señaló.

"Me siento campeón por todo el esfuerzo de estos chicos, porque hace un año y medio que estamos haciendo un gran trabajo. Me siento campeón: falta matemáticamente y a lo mejor me tilden de agrandado, pero sé que tarde o temprano voy a levantar el trofeo", subrayó.

Sobre si sentía que este podía haber sido su último partido, ya que llegó a las cinco amarillas, el Gringo dijo: "Puede ser porque el próximo no lo juego. Hay sentimientos muy grandes, no lo sé. Si es el último, qué mejor irme con este triunfo y regalándole un título. Hay una vida".

Y cerró dedicándole el triunfo a su papá: "Se lo dedico a mi viejo, que está en el cielo y soy alguien en la vida por él".