Hillary Clinton cubrió con éxito la penúltima etapa de su intento de ascender a la cima del poder en Estados Unidos.

La mujer del ex presidente Bill Clinton renovó su puesto como senadora por el Estado de Nueva York y se acercó un poco mas a su meta, no confesa por ella pero asumida por los demás, de convertirse en el 2008 en la aspirante demócrata a la Casa Blanca.

"La gente ha expresado que quiere un cambio de rumbo, un nuevo amanecer", afirmó Hillary Clinton tras vencer en una cita electoral que puede haber sido la última a la que concurre antes de ser la primera mujer que pugna en las urnas por la presidencia del país.

Hillary –así, a secas, como la conocen los estadounidenses–, dijo esas palabras tras dejar en la cuneta a John Spencer, el republicano que le disputaba su escaño en las elecciones celebradas hoy en Estados Unidos y a quien ganó sin dificultad, lo que no supone una sorpresa.

Con todo bagaje político el haber ocupado la alcaldía del pueblo de Yonkers, al norte de la ciudad de los rascacielos, Spencer fue nominado a ultima hora por su partido ante la imposibilidad de encontrar alguien de peso para medirlo con Hillary, muy popular en el estado de Nueva York.

Hillary, además, no había dejado los cabos sueltos.

Según los datos divulgados por la Comisión Federal Electoral (CFE), la ex inquilina de la Casa Blanca en condición de consorte había gastado a mediados de octubre 29,5 millones de dólares en su campaña, más que ningún otro candidato en Estados Unidos.

Buena parte de ese dinero lo empleó en anuncios de televisión pero, de acuerdo con la CFE, lo que sobre todo caracterizó y elevó definitivamente la inversión fueron las invitaciones a comidas, el reparto de fotografías y la compra de flores.

En las semanas previas a la votación, Hillary atemperó su apoyo inicial a la invasión de Irak, que le había ganado, y sigue granjeando, el rechazo de los sectores menos "moderados" y más "liberales" –en la terminología estadounidense–, de su partido.

Hillary es partidaria del regreso de las tropas estadounidenses del país árabe pero resulta esquiva respecto al calendario.

En contrapartida, mostró comprensión con el proyecto de la actual administración republicana de elevar un muro en la frontera con Mexico pese a que antes del verano pasado se opuso a la iniciativa.

El cambio de parecer le valió que grupos de inmigrantes latinos se manifestaran la semana pasada ante su oficina en Manhattan, en Nueva York.

En la prensa ha contado con apoyos ideológicamente dispares.

Al respaldo del prestigioso New York Times, de capital judío y carácter liberal, Hillary ha sumado el que le ha prestado el popular tabloide New York Post, del magnate Rupert Murdoch, asimismo de origen judío pero de talante marcadamente conservador.

El sosten de Murdoch a Hillary, que forman una extraña pareja de viaje, revela para muchos que el rico empresario de los medios ya ha realizado su apuesta para dentro de dos años.

El siguiente asalto en el camino de Hillary es la nominación del candidato demócrata en las próximas elecciones presidenciales, un proceso que comenzara de manera soterrada a partir de mañana, cuando tendrán que empezar a mostrar sus cartas todos los aspirantes.

Un antiguo protegido de los Clinton, Barak Obama, senador por Illinois, de 41 años y de raza negra, aparece en las quinielas locales como el principal adversario en ciernes de Hillary, cuya supremacía en el campo demócrata era absoluta hasta la fecha.

Barak Obama no quiere, sin embargo, por el momento revelar sus planes, igual que su presunta rival en las primarias del partido, que en cualquier caso, intente finalmente o no llegar a las cumbres del poder, afrontará la siguiente fase de su vida con un importante cambio en el ámbito familiar.