Tras una maratónica sesión de casi quince horas, el Senado aprobó en la madrugada de este jueves el proyecto que legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo. La votación fue más que ajustada y tuvo ribetes novelescos: hubo legisladores que se retiraron en medio del debate y jamás volvieron, algunos cambiaron de bando y otros hicieron sorpresivos anuncios al filo de la votación. Al final, el conteo terminó con 33 legisladores a favor, 27 en contra y 3 abstenciones.

Se especulaba con la posibilidad de que la UCR introdujera cambios en la iniciativa que obligaran a reenviar el texto a Diputados, que ya le había dado la media sanción, pero esto no ocurrió. Dado que el proyecto fue aprobado en general y en particular, se convirtió en ley, según ratificó el presidente provisional del Senado, José Pampuro.

El interminable debate arrancó el miércoles a las 13.15 y concluyó a las 4 de la madrugada de este jueves. En esas horas, hubo largas y vehementes argumentaciones de legisladores que estaban a favor y en contra del matrimonio gay. Los primeros instaban a respetar los derechos de todos los ciudadanos y no discriminar, mientras que los segundos insistían en que la unión del hombre y la mujer era la base de la familia. Todos se justificaron con extensos discursos.

Afuera del Congreso, se reproducía la misma lógica: un nutrido grupo de defensores de la iniciativa se apostó frente al edificio desde temprano para seguir las alternativas del debate, con pancartas a favor de la igualdad y en contra de la discriminación. Otro grupo más reducido que rechazaba el proyecto también participó de la movida, con carteles que pedían “un papá y una mamá” para cada chico. Incluso hubo algún roce y debió intervenir la policía, pero no pasó a mayores.

En el inicio del debate hubo un duro discurso de la senadora Lilia Negre de Alonso contra Pampuro, a quién le cuestionó la impugnación del dictamen de mayoría sobre la unión civil.

A medida que pasaban las horas se sumaban cruces entre legisladores de pensamientos opuestos y además crecía la expectativa respecto de cómo terminaría la sesión. Es que si bien había una paridad inicial, la cuenta de los votos fue cambiando con el correr de la sesión.

Los oficialistas Luis Vianna y Daniel Pérsico, originalmente en el grupo a favor, adelantaron su voto negativo. Por su parte, Carlos Menem, quien estaba en contra del matrimonio homosexual, se presentó en el recinto para dar quórum pero luego se ausentó por problemas de salud.

Otros ausentes, además del riojano, fueron la misionera Élida Vigo y el tucumano Sergio Mansilla, quienes no estuvieron en todo el día en la Cámara alta. Completaban este grupo Marina Riofrío (San Juan) y Ada Rosa Iturrez de Capellini (Santiago del Estero), de viaje en China junto a la presidenta. Asimismo, la senadora María José Bongiorno de Río Negro adelantó que su abstención.

En determinado momento, el legislador radical Emilio Rached, que se oponía a la iniciativa, se retiró del Senado por un fuerte malestar. Luego ocurrió otro hecho inesperado: el senador oficialista Fabio Biancalani sorprendió a las 3:15 con el anuncio de su abstención.

Pero no terminó todo ahí. Con un tinte aún más dramático, cuando faltaba apenas un minuto para las 4, la senadora chubutense Graciela Di Perna, del Frente por la Integración, quien era contada entre los votos negativos, también anunció su abstención.

Además, cuando se estaba por producir la votación, hubo fuertes y extensos cruces entre el jefe del bloque oficialista Miguel Angel Pichetto y la senadora Negre de Alonso, que terminó llorando.

Finalmente, se votó. Y el conteó arrojó 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones. Y al conocerse el resultado, fue ruidoso el festejo del grupo de militantes de agrupaciones kirchneristas, de izquierda, de defensa de las minorías sexuales y los derechos humanos que ,desafiando la ola polar, aún esperaba en la puerta del Congreso.

"Es un día histórico", afirmó el titular del bloque socialista Rubén Giustiniani a la hora de fundamentar su voto positivo. "Se recordará este día como un hecho positivo de un Congreso que decidió darle derechos a quien hoy no los tienen, avanzar sobre la discriminación", planteó. Y aclaró: "No es una ley que va a tener un rédito político inmediato para nadie. Si miramos con perspectiva histórica vamos a ver que las grandes leyes de la historia argentina no tienen nombre y apellido".

Por su parte, Pichetto evaluó que “hay una realidad en la calle” y destacó que con este tipo de proyectos, el Estado debe apuntar a la “igualdad”. Y desde la UCR el senador Gerardo Morales consideró que "esta ley repara una situación de discriminación” y destacó que “cortó transversalmente a todas las fuerzas políticas”.