Dos años después del devastador tsunami, en los países asiáticos afectados se recuerda a las más de 230 mil víctimas. Habrá ceremonias en Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y las islas Maldivas.

Varios miles de personas, entre ellas supervivientes y familiares de víctimas del maremoto del 2004, acuden a los actos de conmemoración celebrados en el suroeste de Tailandia con motivo del segundo aniversario de la catástrofe.

Con hoteles repletos de turistas y playas rebosantes de bañistas, se celebra a lo largo de las seis provincias costeras afectadas decenas de ceremonias religiosas y laicas en recuerdo de las 5.395 personas que perecieron y las 2.817 dadas por desaparecidas.

En Ban Nan Kem (agua salada), un pequeño pueblo de pescadores que fue prácticamente barrido por aquella gigantesca ola del 26 de diciembre de 2004, supervivientes y autoridades de la provincia de Phang Nga siguieron los ritos budistas efectuados por los monjes.

A unos pocos kilómetros, en la playa de Kao Lak, donde en sus complejos hoteleros hallaron la muerte cerca de 2 mil extranjeros, entre ellos españoles, turistas y locales rindieron homenaje a las víctimas al borde del mar y en el cementerio de la zona.

Otros centenares de personas asistieron al acto organizado junto a una patrullera naval arrastrada un kilómetro tierra dentro por la ola y que sustituye al proyectado memorial adjudicado en concurso a dos arquitectas españolas, paralizado por el Gobierno tailandés debido a problemas presupuestarios.

En el cementerio de Mai Khao, en Phuket, un pequeño muro que sirvió antes para colocar las fotos de los desaparecidos, contiene como único recuerdo las inscripciones con los nombres y colores de banderas de los países que perdieron ciudadanos en la catástrofe.

"Pasaron dos años y todavía seguimos sin ver el famoso memorial a las víctimas que las autoridades prometieron", apuntó Suravuth Srisalokarn, miembro del consistorio de Phuket.

Homenajes similares se celebraron también en las provincias de Satun, Ranong, Trang y en las más conocidas de Phuket y Krabi, así como en las idílicas islas Phi Phi, que dos años después de que murieran 700 personas, están de nuevo repletas de bungalows, bares, restaurantes, comercios y servicios de internet.

En el entorno de las áreas golpeadas por el tsunami, provocado por el terremoto de 9 grados de magnitud registrado cerca del norte de la isla indonesia de Sumatra, son ya apenas visibles los daños materiales.

La vegetación ha recobrado su espesura, los pescadores faenan en la mar con sus nuevas embarcaciones, hay largas hileras de pequeñas casas recién construidas, mientras que la industria turística y la especulación del suelo vuelven a generar ingresos millonarios.

"Algún visitante siente curiosidad por lo ocurrido y pregunta, pero los locales casi nunca hablamos de aquel desastre, es malo para el negocio", comentó Kwan Kinsakhul, propietario de un pequeño hotel de la playa de Khao Lak.

Según el estudio realizado por economistas del banco tailandés Kasikorn, el turismo en la provincia de Phuket, considerada la joya del Mar de Andaman, registrará este año un crecimiento del 87 por ciento en relación a 2005 y supondrá ingresos por valor de unos 2.100 millones de dólares.

Al cumplirse el segundo aniversario de la catástrofe, la costa del suroeste de Tailandia y las islas vecinas disponen aún de un precario sistema de alerta de tsunami.

Ese sistema consiste en un pequeño centro de comunicaciones, 90 torretas de avistamiento y, desde hace menos de un mes, de una boya que detecta olas de hasta un centímetro de alto.

Los expertos calculan que, llegado el caso de que se produzca una ola gigante en el Mar de Andamán, las autoridades dispondrán de 45 minutos para evacuar a los cientos de miles de personas que habitan en las playas, puertos y pueblos de pescadores de las siete provincias costeras y en la decena de islas cercanas.