El guitarrista y compositor Horacio Banegas aporta una mirada propia al mundo del folclore. A tal punto es distintiva, que el instrumentista avisa que los suyo es “música nativa”, y que, en definitiva el proceso de folclorización comienza cuando el artista muere. El músico se presenta con su banda, este sábado a las 21.30 en Pugliese. Corrientes 1530.

Para el show local, Banegas apuesta a un repaso de las canciones incluidas en sus tres últimos discos, con un repertorio mayoritariamente propio y algunas reversiones “con un sonido actual”.

La construcción de los arreglos y el armado de los temas no es un dato menor en el trabajo de este instrumentista que lleva 45 años haciendo música. El espíritu respeta su Santiago de Estero natal, con chacareras e historias de su tierra, pero le escapa al rótulo folclore.

“El vocablo folclore se usa mal, porque en esencia, es la voz del pueblo no la de un músico que sube al escenario y canta. Necesita un proceso de 50 a 100 años, como ocurrió con Atahualpa y Sixto Palavecino. Yo hago música nativa”, sentencia Banegas, en diálogo con Rosario3.com.

Aunque suene terminante, para el compositor, es la muerte de un artista la que determina el inicio del proceso de folclorización, porque a partir de allí el músico ya no produce nada nuevo y se inicia su revisión. El tiempo es, en tanto, el que establece las categorías justas.

“Soy un ser humano que compone al ritmo de la chacarera y defiende en un sentido ideológico lo que hace”, explica el guitarrista. “Siento que no me puedo quedar en el bombo y la guitarra, todo va evolucionando, y aun me estoy buscando”.

En la eterna disputa entre modernos y tradicionalistas, que, por cierto, excede los géneros, el Banegas sentencia:” No puede decirse que el folclore murió porque se toca con bajo y guitarra eléctrica. El folclore no puede morir porque es la voz del pueblo, que vive y se va renovando en cada generación”, sentencia.

Es más, para el músico vestir las canciones con sonidos eléctricos y distorsiones no implica que el género vaya hacia el rock. “Es una clasificación innecesaria, esto es música. Ahora, si lo querés identificar desde la instrumentación, es otra cosa. Pero aún con distorsiones, esto sigue siendo música nativa”.

De este modo, Banegas reniega de las preguntas en torno de hacia dónde va el folclore o si esta evolución lo lleva necesariamente a abrevar de otras músicas. “Sólo persigo la maduración en lo que hago, en la esencia”, explica.

La tradición es, para el músico, una pasta en la que la idiosincrasia opera como una amalgama imaginaria. “Mis hijos tocan conmigo, ellos son la renovación, así que si me ato a las tradiciones, tendría que negarlos”.

“Es inútil discutir en torno al aggiornamiento del folclore porque, quienes cuestionan están llenos de controles remotos, y en la casa no tienen cocinas de barro. Yo parto de la idea de mostrar una postal de mi tierra, de contar lo que me toca vivir. No estoy acotado a un disco o una canción exitosa”.

El color de la chacarera

El presente de Banegas se llama El color de la chacarera, un disco doble que incluye dos partes Impresiones y Expresiones, este último con la presencia de artistas invitado. El álbum viene acompañado de un DVD que registra la grabación en vivo de la placa, el pasado 1 de septiembre en el Teatro de Flores, en Buenos Aires.

“Este es un proyecto independiente. Por lo tanto, todo tiene un tiempo. Ya terminamos el DVD y ahora comienza el largo proceso de mezcla y luego, la edición. Vamos respetando cada parte del proceso del disco”.