Luego de la sorpresiva condena a prisión perpetua a Carlos Carrascosa, acusado por la Cámara de Casación Penal bonaerense de cometer el crimen de su esposa María Marta García Belsunce siete años atrás, peritos que investigan el caso encontraron en la casa del country de Pilar, donde se cometió el asesinato, huellas de sangre de una persona desconocida.
Se trata de tres huellas dactilares de sangre estampadas en la pared de una antesala, en la planta alta de la casa que compartían en el country Carmel, que no pertenecen a María Marta, Carrascosa, el cuñado de la víctima Guillermo Bártoli (acusado de coautoría por el fiscal Molina Pico) ni de las doscientas personas que estuvieron vinculadas al caso.
El nuevo fiscal de la causa, Gonzalo Aquino, acudió a Policía Federal e Interpol para tratar de desentrañar el misterio de estas huellas y les pidió que las cotejaran con los registros criminales nacionales e internacionales, buscando alguna coincidencia con otro hecho similar o con las huellas digitales de algún asesino del país o el extranjero.
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