Pato Pattacini
 
"Dejen que este disco muestre lo que en realidad soy: un inglés de clase media, transgrediendo abiertamente las melodías y la música del mítico sur americano", declaró Hugh Laurie, dándole rienda suelta a su pasión por el blues de New Orleans y sus alrededores en un álbum de covers de los grandes clásicos del género como Louis Armstrong, Memphis Slim, Bessie Smith, James Broker. El 9 de mayo salió a la venta bajo el nombre de Let Them Talk (Dejen que hablen), producción que le permitió realizar un importante tour que lo trajo a la Argentina.

Laurie forma parte de la larga tradición de músicos de la talla de Eric Clapton, los Rolling Stones, Jeff Beck, entre otros, que fueron poseídos por este sonido del sur de los Estados Unidos, que, según confiesa, lo atrapó desde muy joven para convertirse ahora en "un blanquito británico que canta blues", tal cual se califica a sí mismo en el texto que acompaña el disco que lo trae por primera, y quizás única vez, a la ciudad de Rosario.

Este domingo, con puntualidad inglesa, a las 21.30, comenzó el show en Metropolitano, sobre un escenario que recreaba esos oscuros pubs donde el whisky y las penas se unen a través de este género, originario de las comunidades afroamericanas de Norteamérica y que se desarrolló a través de los espirituales, canciones de oración, canciones de trabajo, rimas inglesas, y es aquí la vinculación, quizás, con este intérprete.

De camisa negra bordada, gritos de "Te amo" y "Feliz cumpleaños" acompañaron la aparición de Laurie junto a The Copper Botton Band. Ellos son Jay Bellerose (batería), Kevin Breit (guitarra), Vincent Henry (saxo, clarinete, armónica), David Piltch (bajo) y Kevin Warren (teclado, acordeón). Conciente de la deuda que tiene con Gregory House, la música se hizo presente ante una platea mayoritariamente femenina ansiosa por ver al famoso doctor.

Sin flashes, sin fotos para la prensa y nadie de pie, las canciones se sucedieron desde "Mellow down easy", "St. james", "Crazy arms", "You dont know my mind", pasando por "Battle of jericho", algunas, por suerte para los presentes, más conocidas como "Unchain my heart". Vinieron después "Careless love", y el ritmo de "Tipitina" y "Green green rocky road". Y Laurie de pie junto a su piano para saludar al público al termino de cada canción. Alternando cada tanto con la guitarra, sus únicas palabras en español fueron "gracias" y "problema".

Mas allá de que se lo pueda acusar de oportunista hay que darle a este fenómeno su justa dimensión. Hay que reconocer que no es un bochorno discográfico como los que algunos actores se animan a grabar aprovechando la fama del momento. House demuestra ser correcto y aplicado a la hora de sentarse frente al piano para interpretar ese puñado de canciones que se acercan lo suficiente a la melancolía del blues a través de su voz nasal que alcanza el tono sureño bien aprendido. Puede resultar antipático, pero se debe reconocer que apenas es eso, toca bastante bien el piano y se defiende con la guitarra, pero es un hecho que sin la popularidad de la serie de televisión nada de lo que sucede estaría pasando. Ni disco, ni tour, ni grandes músicos alrededor. Lo cierto es la gente fue a ver Dr. House, pero también es cierto que los espectadores disfrutaron un concierto digno de un actor de la serie de mayor audiencia a quien no le faltó la camiseta número diez de Argentina.