Humoristas y dibujantes del país recordaron a su colega Caloi tras recibir con congoja la noticia de su muerte. Coincidieron en destacar su “mirada rea” de la realidad.

Rudy, guionista de Tato Bores y autor de una treintena de libros entre los que se destaca la serie de "Buffet Freud", destacó que los mayores aportes de Caloi son "la incorporación de un tono porteño y reo al humorismo gráfico y su enorme tarea de divulgación en el ciclo televisivo «Caloi en su tinta»”.

"Tengo un recuerdo muy fuerte de sus trabajos en la década del 70 para la revista Satiricón. Como me pasa con los todos los humoristas de esa generación como Quino, Fontanarrosa o Abrebaya, creo que la gran singularidad de Caloi es que retrató un mundo distinto, que a los futuros humoristas como yo nos mostró todas las maneras ingeniosas en que se podía mostrar la realidad", evocó Rudy.

"Caloi le aportó al humorismo gráfico una mirada muy porteña y rea. Desde su espacio, podía generar cosas muy piolas como el espejito retrovisor que tenía Clemente cuando iba al psicoanalista, esa cosa de niño que jugaba con la idea de `no te puedo mirar pero te miro igual´", recordó.

Para el humorista, fue en la década del 70 donde se concentran los mayores aportes del dibujante y libretista: "Son los trabajos de esa etapa los que más me impresionan, los que más contribuyen a la instalación de rasgos bien porteños en el género", señaló.

Por su parte, el dibujante Carlos Nine, amigo y colega de Caloi, con quien participó de “Anima Buenos Aires” –film recientemente estrenado que visita la ciudad desde distintas miradas–, analizó que “a través de Clemente, Caloi había establecido una complicidad con el público, con el argentino reo, con el tipo de barrio”.

"Es la partida de un amigo más, se suma a la muerte de Fontanarrosa, a la de muchos.. hay una sangría de dibujantes que no se puede creer. Pero lo veíamos venir, el Negro estaba peleándola muy terriblemente con esta enfermedad”, reconoció Nine en diálogo con la agencia Télam.

Para él, “Caloi se salió del estereotipo del humorista habitual, hacía una sátira que remarcaba las características culturales nuestras. Supo leer una idiosincrasia y devolverla como un espejo a quien lo leía en el diario. Yo en Clemente me reconocía como argentino”.

A su turno, el historietista Horacio Altuna, autor de El Loco Chávez, consideró que su amigo "era un tipo entrañable".

El dibujante, que vive en España, afirmó que "la obra de Caloi forma parte de la cultura popular y quedará en la memoria"."El Negro era un compañero y un amigo de más de 30 años, es una desaparición terrible", agregó en declaraciones televisivas.

Altuna equiparó la muerte de Caloi con la de otro gigante del humor argentino, Roberto Fontanarrosa: "Pasa lo mismo que cuando murió Fontanarrosa; siempre vas a poder abrir sus libros y reírte. Dejar sonrisas es una herencia muy difícil de poder igualar", concluyó.