Entre un 1 y un 4% de los bebés gestaron gracias a técnicas de reproducción in vitro, que de acuerdo a los métodos habituales, el óvulo fecundado por el espermatozoide pasa unos tres días en el laboratorio. El embrión se va desarrollando en cultivos con sustancias que intentan emular a las que se encuentran en el útero, y pasa por incubadoras que también imitan la temperatura y la luz del medio materno. Finalmente, se seleccionan y se implantan en el útero los embriones que mejor se hayan desarrollado.

Un grupo de investigadores logró un método para que el óvulo fecundado in vitro no pase por este proceso de laboratorio, y su desarrollo embrionario ocurra directamente, desde un primer momento, dentro del útero de la madre. Es decir, la fecundación se realiza in vitro pero la división celular se produce inmediatamente dentro del útero. Esto permitirá reducir costes en el proceso de procreación asistida.

Pese a los esfuerzos por reproducir en el laboratorio las condiciones biológicas del embarazo, el seno materno continúa siendo un entorno único. Ahora, En Europa ya han nacido dos bebés con esta técnica, explica Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), que participa en el proyecto, y director del Banco de Células Madre del Centro Príncipe Felipe de Valencia. El especialista valora los resultados obtenidos como buenos, aunque el método se encuentra aún en fase experimental.

La clave está en unas cápsulas de silicona de apenas 0,4 milímetros de diámetro y un centímetro de largo, que se introducen en el útero. En su interior se encuentran entre 3 y 8 óvulos recién fecundados. Sus paredes tienen unos agujeros minúsculos que no permiten que escapen. Sin embargo, al mismo tiempo, permiten que los fluidos del endometrio los alimenten para que se produzca la división celular y, por lo tanto, se forme el embrión. Cuando han pasado entre 3 y 5 días, el dispositivo se retira y se selecciona el embrión que mejor se ha desarrollado para transferirlo definitivamente al útero, explica Simón.

El dispositivo fue diseñado por investigadores de la Universidad Politécnica de Lausana, en Suiza. En los ensayos también participan clínicas del Reino Unido, Bélgica, Alemania, Suiza y de España, a través del IVI de Valencia que ha reclutado a 27 mujeres menores de 36 años que seguían por primera vez un proceso de reproducción asistida por microinyección (el espermatozoide se introduce en el óvulo mediante una microaguja).

En el estudio piloto, cuyos resultados se publicaron este mismo año en la revista Human Reproduction, los investigadores comprobaron la seguridad del método para la propia madre, si existían algún tipo de anomalías cromosómicas, así como su efectividad en cuanto a tasas de embarazos. Los investigadores no han observado que suponga ningún problema para la salud de la mujer. Tampoco se han detectado anormalidades genéticas en el embrión.

En los ensayos también recogieron datos sobre las ventajas que supone para el embrión el desarrollo en el útero y no en un medio de cultivo. "Sobre todo, mejora la nutrición del embrión. En el útero se dan condiciones que, por mucho que queramos, en el laboratorio resultan difíciles de emular, como el poco oxígeno que hay o la ausencia absoluta de luz. Sin olvidar que hay una parte emocional", explica Simón. El estudio concluye que, el siguiente paso será testear estos "interesantes resultados" en un ensayo con más mujeres.

Además, el proceso tiene otra ventaja importante: permite disminuir costes, con lo que Simón prevé que si en los próximos estudios se confirman los buenos resultados se acabará imponiendo. "La nueva técnica va a requerir menos personal, no van a ser necesarios los mismos medios de cultivo ni las incubadoras. También estamos viendo que los embriones que se obtienen son mejores cromosómicamente", concluye Simón.

Fuente: El País