La capilla ardiente del tenor italiano Luciano Pavarotti, fallecido por un cáncer de páncreas, recibe visitas en forma incesante. Es que todos se acercan hasta la catedral de Módena (norte) para darle su último adiós.
Poco antes de la reapertura, unas pocas decenas de ciudadanos se habían concentrado ya a las puertas del Duomo modenés, y aunque sin que se hayan formado grandes colas, no paran de llegar ciudadanos en un día laborable para la ciudad.
Una de las mujeres que esperaba señaló a la prensa antes de acceder a la catedral "que desde hoy Módena es un poco más pobre".
En la plaza grande donde se sitúa el templo se han instalado tres mesas en la que se ha abierto un libro de firmas y a las que se acercan muchos ciudadanos para dejar impreso su nombre. En cada una de ellas hay una foto de un sonriente Pavarotti en blanco y negro.
Los funerales se celebrarán este sábado en la misma catedral.
Los ciudadanos y la prensa podrán seguir los funerales fuera de la catedral, gracias a dos pantallas gigantes que serán colocadas en la Plaza del Duomo y en la cercana Plaza de San Agostino.
Cientos de ciudadanos ya pasaron ayer ante el ataúd del maestro, de madera en color claro y abierto, pero cubierto con un ligero y transparente tejido en tono burdeos.
Los restos mortales de Pavarotti están amortajados con un esmoquin negro y una pajarita blanca, y entre las manos lleva un rosario y un pañuelo blanco, igual al que el tenor sacaba en muchos de sus conciertos para enjugarse el sudor mientras cantaba.
En la jornada de hoy se espera que además de los ciudadanos de Módena sean muchos los amigos y colegas del mundo de la música que se acerquen hasta la catedral para rendirle un último homenaje.
Fuente: EFE