La llegada del Renacimiento durante el siglo XV provocó una "revolución cultural" que, en la sexualidad se tradujo en una "experiencia vital", más allá de la concepción, y empezaron a utilizarse métodos anticonceptivos como la miel y el vinagre.

Después de la Edad Media, una etapa guiada mayoritariamente por la doctrina de la Iglesia católica, el surgir del Renacimiento, que llegará antes a la Corona de Aragón que a Castilla, "revoluciona" el arte, pero también a la "sociedad y sus formas de vida".

Así lo ha explicado el doctor Ezequiel Pérez Campos, del Hospital Requena de Valencia, quien junto a José Vicente González, del Hospital Clínico de Zaragoza, hablaron en Caspe sobre cómo eran los partos hace 600 años y cómo se evitaban también los embarazos.

En 1412, año en el que varios compromisarios pusieron fin en Caspe al vacío monárquico de la Corona de Aragón con la designación del Fernando de Trastámara, comenzó a resurgir la utilización de métodos antinconceptivos muy "primitivos", pero que consiguieron reducir de alguna forma la natalidad.

Se utilizaba, por ejemplo, sustancias, algunas de ellas usadas en la cocina como la miel o el vinagre, que se introducían en la vagina para frenar la actividad del "líquido seminal", aunque no de los espermatozoides, porque no se conoció su existencia hasta el siglo siguiente, ha precisado Pérez Campos.

"El condón empieza de forma oficial en el siglo XVI, pero tiene sus escarceos ya en el siglo XV", explica Pérez Campos. "Se hacía con tripas de animales o con lino y algodón para evitar el contacto de los órganos genitales. No nace tanto como anticonceptivo, sino como forma de reducir la transmisión de enfermedades sexuales", señala.