A la convulsión que generó la desaparición de Jorge López, el testigo clave del juicio a Miguel Etchecolatz, se sumó una ola de amenazas no sólo a los jueces y a los fiscales de la causa sino también a los militantes de agrupaciones de derechos humanos. Las intimidaciones que se hicieron sentir en distintos puntos del país, también tuvieron su rebote en Rosario donde Alicia Bernal, miembro de la Unidad Antirrepresiva por los Derechos Humanos, sufrió una serie de extraños avisos.

“El sábado a la tarde recibí un llamado en el teléfono fijo de mi casa, nadie me contestó del otro lado y en eso empecé a escuchar la reunión que unos compañeros de la organización de la que participo tenían en ese momento”, contó Bernal. Y agregó: “Había alguien que estaba ahí y quería demostrarme que podía escuchar lo que decimos en una reunión”.

No conforme con su deducción, la militante le entregó el teléfono fijo a su marido y desde el celular llamó a un compañero que estaba en ese momento en la reunión para alertarlo de lo sucedido. “Fue ahí que mi marido escuchó lo que respondía mi compañero cuando hablaba conmigo y al fin quien estaba del otro lado cortó”, dijo Bernal.

A ese hecho que relató la militante por los derechos humanos se suma otro que también ocurrió en estos días en su domicilio de Presidente Roca al 1200. “Volví a mi casa y la puerta estaba abierta pero sin violencia, siendo que yo la había dejado cerrada. Cuando entré todo estaba revuelto y faltaban sólo un pequeño televisor y una radio de muy poco valor”, señaló Bernal.

La puerta de ingreso a su departamento está blindada y cuenta con una cerradura computarizada por lo que la militante no comprende como pudieron ingresar personas ajenas a su familia.

En el marco de las amenazas que muchos militantes recibieron en el marco de la búsqueda del testigo clave del juicio a Etchecolatz, Bernal supone que lo sucedido no se puede separar de ese contexto. “Trabajo en una agrupación donde el tema antirrepresivo está vinculado con el pasado pero también con los hechos actuales”, contó Bernal..

Bernal es hija del militante Rubén Tito Messiez, secuestrado el 22 de agosto de 1977, frente a la Facultad de Humanidades de Rosario.

Actualmente integra la organización Unidad Antirrepresiva por los Derechos Humanos que funciona con una guardia telefónica (155-882788) que funciona todos los días durante las 24 horas para asesorar a familiares de victimas de represión y para intervenir de manera rápida y evitar golpizas y abusos de poder.