Las protestas siguen en las calles de Teherán, donde, según ha informado la oposición, la Policía trata de dispersar a los manifestantes con gases lacrimógenos, palos y cuanta herramienta de represión haya al alcance de la mano.

Los medios opositores denuncian al menos 15 muertes, mientras las fuentes oficiales ya reconocieron que una docena de personas falleció como consecuencia de los disturbios.

"Un grupo de seguidores de Mousavi se concentró frente la hospital Ebn-e Sina donde se encuentra el cadáver de su sobrino... Pero la Policía los dispersó con gases lacrimógenos", informa la web opositora Norooz, al hablar del cadáver del sobrino del mayor líder opositor.

Por su lado, el clérigo iraní Mehdi Karrubi criticó hoy con dureza al régimen iraní, al que acusó de "asesino" durante la fiesta sagrada de Ashura, celebrada el domingo en medio de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y grupos de opositores, en los que perdieron la vida ocho personas.

En un comunicado divulgado por la página web reformista Jahannews, el ex candidato a la presidencia se preguntó "qué le ha pasado a un sistema religioso para matar a gente durante la jornada santa de Ashura".

"Atacaron con un salvajismo inexplicable a las personas, las hirieron, detuvieron e incluso mataron a varios", afirmó Karrubí, uno de los tres candidatos derrotados en los comicios presidenciales del pasado junio, origen de la crisis política y social que vive Irán, la peor en sus últimos treinta años de historia.

Irán fue escenario este domingo de las protestas más violentas ocurridas desde que hace seis meses cientos de miles de personas se echaran a las calles para protestar contra la polémica reelección del presidente, Mahmud Ahmadinejad, que la oposición considera "fraudulenta".

Desde entonces, las protestas se repiten y crecen en intensidad pese a los intentos del régimen por acallarlas, reprimir a los miembros de la oposición y negar la división en el seno del país.