El grupo libanés Hezbolá admitió la pérdida del control de la población fronteriza Marún al Ras y continúa lanzando misiles contra ciudades de Israel, que prosigue su ofensiva y anunció que acepta el envío de una fuerza multinacional, de la Otán.

Mientras la diplomacia europea intensifica gestiones en Israel en busca de un alto el fuego y en espera de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condolezza Raice, que llegará este lunes, miles de personas seguían huyendo del sur del Líbano.

En ese territorio, feudo de Hezbolá, las fuerzas israelíes prosiguen sus operaciones, con ataques de artillería. Durante la tarde de este domingo, el ejército israelí reanudó asimismo los bombardeos contra los barrios del sur de Beirut.

El portavoz de la FINUL (Fuerza Interina de la ONU), Milos Struger, confirmó que ya no había más combates en el área de Marún al Ras –por lo que parece que los israelíes afianzaron allí sus posiciones– y que continuaban los bombardeos en distintas zonas del sur.

Paralelamente, Israel bombardeó en el este del país bases palestinas del Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG de Ahmad Yibril).

Dos ministros europeos de Asuntos Exteriores, el de Francia, Philippe Douste-Blazy, y el de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, están en Israel, que, tras doce días de hostilidades, acepta el despliegue de una fuerza internacional en el Líbano.

Así lo manifestó el ministro de Defensa, Amir Peretz, en una reunión con Steinmeier. Según Peretz, Israel está dispuesto a aceptar dicha fuerza porque se ha dado cuenta de la "debilidad del ejército libanés".

Hasta ahora, Israel insistía en que sus ataques contra Líbano se deben a que ese país no cumplió las resoluciones de la ONU por las que su ejército regular debía instalarse en la frontera y desplazar de allí a Hezbolá.

"Apoyamos el despliegue de una fuerza multinacional con una amplia autoridad", dijo Peretz en alusión a que la actual Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano no la tiene.

La nueva fuerza, que, según mencionó, sería de la Otán, debería desplazar a Hezbolá de la frontera de Líbano con Israel y prevenir el contrabando de armas desde Siria, añadió.

Desde Washington se indica que dicha fuerza, en estudio, no incluiría tropas estadounidenses, no sería de "cascos azules", es decir, de la ONU –porque la que ya está sobre el terreno no ha sido eficaz– y que la idea de que sea de la Otán, novedosa, se analizará "seriamente".

En cualquier caso, Israel insistió, tras la reunión semanal del consejo de ministros, en sus condiciones para un alto el fuego: la liberación de los dos soldados secuestrados por Hezbolá, la retirada de ese grupo de la zona fronteriza y que sea desarmado.

De cara a la conferencia de Roma, el próximo miércoles 26, el gobierno de Líbano amenazó con boicotearla si Israel es invitado, aseguró el primer ministro, Fuad Siniora, que dijo que su país aún no ha recibido una invitación oficial para participar.

Y desde Damasco, el ministro de Exteriores, Walid al Mualem, llamó al "intercambio de rehenes" tras recibir a un alto diplomático alemán y recordó la necesidad de un "acuerdo global" del conflicto árabe-israelí.

Según el diario Maariv de Tel Aviv, los representantes de la ONU en Roma propondrán crear en el sur de Líbano una franja desmilitarizada con una profundidad de 20 kilómetros al norte de la frontera con Israel.

Desde Roma se informó de que el observador de la ONU herido en el sur del Líbano es el capitán del ejército italiano Roberto Punzo, cuyo estado es grave, "pero no corre inminente peligro", según el Estado Mayor de la Defensa.

El militar fue atendido en el hospital Rambam, de la ciudad israelí de Haifa, adonde fue trasladado en un helicóptero, tras ser alcanzado por una granada mientras prestaba servicio en la sureña ciudad libanesa de Raf.

Según el gobierno israelí, desde que empezó la crisis, el pasado día 12, Hezbolá ha lanzado 2.200 cohetes contra ciudades del norte de Israel, que siguen casi desiertas, con la población en los refugios.

En el sur del Líbano, miles de personas buscan carreteras o caminos para huir hacia el norte y fuentes de las agencias de ayuda humanitaria dicen que la situación es grave y las necesidades, enormes.

 

Fuente: EFE