¿Tregua? Solo una ilulsión. A pesar de que el domingo a la tarde fuentes del ejército de Israel habían asegurado que le darían dos días a los ciudadanos del sur de Líbano para dejar la zona, el primer mandatario del gobierno hebreo, Ehud Olmert, afirmó que su país “continuará peleando”. El funcionario aseguró que su país “debe estar preparada para el dolor, las lágrimas y la sangre”.

 

Según el portal Haaretz, el premier judío sostuvo: “Nosotros detendremos la guerra cuando el peligro (de misiles) sea desalojado, nuestros soldados cautivos vuelvan a casa en paz y ustedes (en referencia al pueblo israelí) estén a salvo y seguros”.

 

Los bombardeos aéreos cesaron en el sur del Líbano por primera vez en 20 días de conflicto, aunque Israel mantiene su ofensiva terrestre –incluso anunció que se intensificará–, y la diplomacia busca un alto el fuego, que, según la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, podría llegar esta semana.

La decisión de detener los ataques aéreos durante 48 horas se había tomado a raíz de la muerte de al menos 57 civiles, 37 de ellos niños, en un bombardeo en la localidad libanesa de Qana que ha conmocionado a la opinión pública y ha suscitado la unánime condena internacional.

 

Sin embargo, la aviación israelí volvió a actuar en el sur del Líbano en apoyo de las fuerzas de tierra que operan en la aldea libanesa de Taibe, informó el portavoz de las Fuerzas Armadas.

"No se trata de un ataque contra la localidad de Taibe sino en las inmediaciones", donde operan esas fuerzas, tres de cuyos soldados resultaron heridos cuando milicianos de Hezbolá les dispararon un cohete anti-tanque.