Si las vidrieras de las jugueterías siempre encandilaron a los niños –que enseguida pegaban la ñata contra el vidrio para mirar los lustrosos juguetes de plástico–, desde hace un tiempo proliferan en Rosario los escapatares que capturan, sobre todo, la atención de los mayores. Padres y madres preocupados porque sus hijos se alejen de las grandes marcas, no se hagan fans de los personajes de la tele y "creen de la mano de los juegos" deliran con los objetos de madera, trapo, artesanales y no industriales. Ante ese público ávido de juguetes lúdicos la ciudad sumó una decena de locales que cuentan con esa perspectiva didáctica y hasta ofrecen productos denominados "Waldorf". Incluso, la venta que se dirige a ese nicho ya tiene un buen espacio en Internet, espacio donde se generan las transacciones.

Para la psicóloga Mariela Mangiaterra no es bueno plantear el dilema en términos de juguetes artesanales versus juguetes industriales. "Cuanta más diversidad haya en el mundo de tipos de juguetes es mejor", aconseja la especialista en niños.

Por exorcisar el trauma de Don Fulgencio, por la nostalgia de recuperar aquellas tradiciones pasadas, o porque buscan ese valor agregado de "jugar con contenido intelectual y social", muchos padres se esfuerzan por conseguir el balero, el viejo yo-yó, el auto de madera o el rompecabezas artesanal diseñados sin marketing ni grandes pretensiones.

"Son interesantes a nivel económico, porque muestran un proceso alternativo de producción de ese juquete. Están hechos por adultos de su misma cultura y hay un mensaje contundente que dice ´nos importa que juegues e hicimos esto para vos´", explica Mangiaterra acerca de las bondades del juguete de materiales nobles. "Tiene visible el rastro del que lo hizo, se nota en la pincelada la particularidad que le dio", agrega.

Sin embargo, aclara que lo importante es propiciar el espacio del juego, que es la manera de los niños de estar en este mundo, e indagar qué se busca transmitir con los juguetes que se obsequian a los chicos. "Jugar es su escena de poder, ellos son dueños, ahí mandan y dejan de ser ese muñeco que va de acá para allá y se adapta al tiempo de los adultos", sostuvo.

En este sentido, aunque a veces el efecto del juguete industrial es evanescente –cuando llega a las manos no es lo que se esperaba de la publicidad y más de una vez desilusiona– Mangiaterra valorizó la importancia de que el "niño conozca lo que ocurre en el mundo en el que vive". "Es verdad que el juguete industrial está afectado mucho más por las condiciones que marca la sociedad de consumo, tiene un exceso innecesario y a veces hasta se encuentra en las antípodas de lo que es jugar", reconoció y abundó: "No hay que olvidar que un juquete es cualquier cosa" y hay que estar atentos a "la poética de creación de sus escenas de juegos a veces con elementos que no son precisamente juguetes".

Regalos no industriales para el Día del Niño

Para los más chicos (de 0 a 3 meses) se pueden regalar los Trapitos de Apego. Quienes hacen Mundo de Trapo" explican que estos objetos cumplen un importante rol en el desarrollo del bebé. "Tiernos y suaves le brindan seguridad y confianza . Actuan dando contención a sus temores y satisfacción a sus deseos, al apretar, chupar o abrazar a su trapito, tan conocido", explican. Estos trapitos que tienen caritas de osos, elefantes, ranitas, tienen nudos en las puntas y partes rellenas para utilizar como mordillo. Estos productos de pueden encontrar en Facebook ("Mundo de Trapo") donde se comercializan junto a otros muñecos del mismo material.

Otra opción blandita para la misma edad son las mantas con animales. Alfombras de tela acolchadas con objetos mullidos que se ponen y sacan porque tienen abrojos. También conocidas como gimnasios se pueden encontrar en cualquier juguetería de la ciudad.

A partir de un año se puede pensar en juguetes de encastre, rompecabezas con pocas piezas y grandes. Instrumentos musicales y también juguetes de arrastre. En Ludoteca (San Lorenzo al 1200 y Paseo del Siglo, planta alta) hay hasta una pista de autos con carretera de tela y autos de madera. Otra opción en autos de madera con colores primarios, están los objetos Waldorf construidos por el Taller Los Castores que todavía se pueden comprar en farmacia Lomoro, San Lorenzo e Italia.

Una novedad que ya llegó a Rosario y cautiva a los que tienen entre 1 y 2 años son los CD personalizados. Lo novedoso de este regalo musical es que el nombre del niño o la niña está en todas las canciones. El que lo recibe se siente entre halagado y motivado al escuchar su mención cuando el tema invita a: amanecer, domir, jugar o comer siendo él mismo protagonista. El CD se encuentra en "Juguemos, juguetería didáctica", ubicada en librería Ross, Córdoba al 1300.

En la juguetería "A qué jugamos?", de calle Mendoza al 800, se pueden encontrar desde una pelota pulpo (un verdadero hallazgo en medio de la era digital y los juguetes electrónicos) hasta un teatrillo con títeres de dedo o un carrito completamente de madera con cubos del mismo material indicado para los primeros pasos. Además, el plus que tiene el local –acorde a su pedagogía– es que envuelve los paquetes en papel reciclado.

Para los que tienen entre 5 y 10 años los kits de diversas cosas son un buen presente. Tanto para nenas como para nenes se pueden conseguir combos de cocina que traen los implementos que muchas veces los pequeños se roban de casa (cucharas, bol, espátulas, y recetarios de pizza, brownies, y muffins, en algunos casos pensados para celíacos, para poder hacer mitad en serio, mitad en juego), valija musical (con toc toc, triangulito, maracas y rallador), equipo de explorador (trae lupa, largavistas, mapas, linterna y anotador) y bolsa de jardinería que contiene pala, rastrillo, tierra y semillas para plantar. El costo de las bolsas va de los 100 a los 200 pesos y se pueden conseguir en "Juguemos, juguetería didáctica".

A partir de los 8 años, Giro Didáctico, la cadena de jugueterías que desembarcó en la ciudad hace unos años (shopping Alto Rosario y Rioja e Italia) ofrece los juegos "Eco Aventura", un tablero con preguntas y respuestas que invitan a pensar en el cuidado del medio ambiente.

Entre las novedades y porqué no, entre las rarezas, la juguetería propone "El camino del Yoga", una manera divertida de introducir a los más pequeños en el mundo del yoga y las mejores posturas corporales y de relajación, para niños de entre 4 y 6 años.

Para aquellos que quieren entrar en relación directa con el "fabricante" del juguete, un paseo por la feria de bulevard Oroño los sábados y domingos es la mejor elección. Muñecos tejidos en lana, títeres, móviles para decorar habitaciones y calesitas de madera con animales de la granja o la selva, son algunos de los objetos que llegan a los niños de la mano directa de los artesanos.