Mientras los deportistas argentinos ansían una medalla en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Cristian Kily González, que atesora una presea de oro en una especie de museo instalado en un cuarto de su casa, sintetizó: "Fue lo más importante y sorprendente de mi carrera".

En contacto con el programa Radiópolis de Radio 2 el futbolista calificó como el mejor logro de su carrera la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Grecia, disputados en 2004.

"Lo que viví ahí es diferente a todo. Me tocó la suerte de jugar en Grecia, un lugar que es emblema del deporte. Y lo más valioso fue convivir con tantos ateltas de todo el mundo", dijo el Kily. Y agregó: "Compartir cenas, meriendas, ver a la gente especializada en otras disciplinas y comprobar lo que les cuesta llegar a ese tipo de competiciones. El jugador de fútbol está preparado para otra cosa".

En este sentido, recordó que lejos de dormir en un hotel con un sólo compañero, en Grecia tenían que hacerse la cama y compartir un baño entre ocho. "Eso significó la unión como grupo. Fue una experiencia única", sostuvo.

Consultado por Rosario Central, el club de sus amores, el Kily sostuvo que "está en su corazón". Sin embargo, reconoció que junto al recuerdo bonito de haber pasado por el plantel auriazul todavía le queda "un sabor horroroso más que agridulce" por la forma en que se dio su salida.

"No quiero volver al tema, ya pasó, se habló mucho", dijo y reconoció estar "triste pero las cosas salieron asi".

De Omar Palma, el técnico que lo dejó afuera del plantel, dijo: "Es gente que prefiero no nombrarla. Quedaron en el recuerdo cosas muy tristes pero hay muchas personas de las que prefiero no hablar y no hablo sólo de Palma. Hubo mucha mala gente de por medio, pero a mí me queda una gran cosa, que traté de hacer lo mejor posible".

Por último, remarcó que hoy se encuentra "inactivo". "Nadie es profeta en su tierra y no soy la excepción", concluyó.