Sorpresa fue la primera reacción que experimentaron productores agropecuarios y comerciantes del sur de Santa Fe, en cuyos domicilios particulares se presentaron empleados de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), para exigirles comprobantes de pago y fotos de los campos que trabajan, además de alentarlos a delatar a sus propios colegas, según dijeron a Rosario3.com.
Lo particular del hecho –de acuerdo al relato de los denunciantes– es que nunca antes había ocurrido que personal de la Afip se presente en la propia casa de los contribuyentes a explicar los beneficios de aportar al fisco y que les exijan, además la presentación de documentación y facturas, la difusión de los nombres de personas ocasionalmente contratadas para la realización de actividades en los campos.
En principio, los agentes cumplen con sus tareas legales de fiscalización, aunque para el sector agropecuario, sensible con cualquier acto del gobierno nacional, se esconde una doble intención. “Es incomprensible la conducta de la Afip que manda a su gente sin previo aviso, a exigirnos no sólo papeles y comprobantes y a pretender fotografiar los campos, cuando todos sabemos que con el mapeo satelital, esa información ya la tienen”, se quejó un productor del departamento San Martín.
Pero el “chequeo imprevisto” afectó no sólo a los grandes productores, sino también a los que siembran pequeñas parcelas que no les pertenecen, y que las alquilan para trabajarlas y así poder subsistir. “No se puede creer lo que están haciendo”, protestó un grupo de productores chicos, con escasas hectáreas sembradas que canjean tareas entre ellos, para abaratar costos y amenguar los efectos de la sequía que ha dilapidado el rinde de los campos.
Según su relato, los inspectores recorren los pueblos del interior provincial donde viven algunos dueños, pero también muchos peones y trabajadores del campo, para exigirles que facturen por cada una de las changas que realizan (aún por el arreglo de una herramienta) y que hagan públicos los nombres de otros colegas con quienes canjean trabajo sin facturación mediante. Por eso, dijeron sentirse “perseguidos por el fisco”.
La preocupación de los productores es que si se niegan a revelar la identidad de los otros, o si carecen de alguna factura por haber “canjeado” herbicidas por semillas, los enviados de la Afip les labran un acta en disconformidad, que les impide comercializar el cereal.
“Si esto no es apriete, que nos digan qué es”, interrogaron los contribuyentes, que recibieron a los inspectores y hoy, a punto de levantar la cosecha del maíz, y posteriormente la de la soja, no podrán vender el producto. Según su punto de vista: “La contradicción es que el mismo Estado que nos persigue para que tributemos por cada cosa que hacemos, nos deja ahora sin la posibilidad de vender en blanco”.


