En la inmensidad del espacio se han detectado cerca de 450.000 objetos celestes amenazadores para la Tierra, de los cuales unos 6.000 son potencialmente peligrosos y de éstos hay unos 1.050 que tienen más de un kilómetro de diámetro, de manera que, de colisionar, serían muy destructivos.

Se trata de cometas, asteroides y meteoritos contra los cuales actualmente la Tierra no tiene protección alguna.

Así lo explicó a Efe el ingeniero aeronáutico español Juan Luis Cano, fundador de la empresa Deimos Space, que desde 2001 trabaja en el desarrollo del proyecto de la Misión de la Sonda Espacial Don Quijote, financiada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y que propone como solución desviar los asteroides de su órbita.

Cano, que ofreció en la ciudad española de Lérida (noreste) una conferencia para explicar dicha misión, señala que se calcula que el riesgo de que en el próximo siglo un asteroide potencialmente destructivo impacte contra la Tierra es de un 2%, un porcentaje que, aunque es bajo, "no es nada despreciable".

"Puede que nosotros tengamos la suerte de no verlo, pero tenemos una responsabilidad respecto a las generaciones futuras y, por ello, se tienen que buscar soluciones a la amenaza que suponen los asteroides, que aunque es pequeña podría conllevar consecuencias terribles", explica Cano.

Este experto recuerda que, por ejemplo, el año pasado cayó un meteorito en el desierto de Sudán que, por suerte, era de pequeñas dimensiones y cuya presencia no se detectó.

Asimismo, hace un siglo cayó otro en Siberia y arrasó una zona boscosa de 25 kilómetros y una de las hipótesis de la causa de la extinción de los dinosaurios, hace 60 millones de años, se basa en la caída de un meteorito en Yucatán.

El problema es que, aunque ahora ya se trabaja en la detección a tiempo de estos cuerpos celestes peligrosos para la Tierra, nadie invierte dinero en buscar soluciones a esta amenaza.

"Por ejemplo, nuestra misión Don Quijote está teniendo problemas de financiación a pesar de que su coste, de unos 300 millones de euros (unos 437 millones de dólares), sería perfectamente asumible por un país como España. La NASA se está centrando en la detección de los meteoritos pero nadie aporta soluciones", explica Cano.

Y es que las formas de abordar un ´ataque´ de un meteorito son múltiples y variadas. La Misión Don Quijote, la solución considerada por ahora como la más viable por los expertos internacionales, propone el envío de dos sondas, una para impactar contra el asteroide y otra para calcular si se ha desviado de su trayectoria.

"Lo más peliculero es enviar un misil termonuclear para que explote contra el meteorito, pero las armas nucleares son difíciles de controlar y, además, hacer explotar el objeto podría dividirlo en mil trozos más, parte de los cuales también vendrían hacia la Tierra, así que no es una solución", explica Cano.

Son varias las propuestas aportadas, pero, aunque se compruebe su efectividad, el problema, en opinión de los expertos, es detectar los asteroides con años de antelación para intentar destruirlos o desviarlos a tiempo.

Aunque la NASA centra sus trabajos en dicha detección, siempre hay objetos incontrolados, como el asteroide de grandes dimensiones que, en septiembre, descubrió un astrónomo español, Josep María Bosch, desde el observatorio que tiene en su vivienda en Lérida.

Se trata de un meteorito de 1,2 kilómetros de diámetro cuya órbita se cruza con la de la Tierra.

"Habrá que esperar a ver si la influencia de Júpiter modifica su trayectoria. De todos modos, si algún meteorito se dirigiera contra nuestro planeta no tendríamos nada que hacer. Pero llevamos muchos miles de años aquí y nunca ha pasado nada. No hay que ser alarmista", señala Bosch.

Fuente: EFE