Las manifestaciones clásicas de la apnea del sueño, como roncar mucho, interrupciones en la respiración y sueño trastornado, casi duplican el riesgo de enfermedad crónica y muerte prematura entre los hombres de mediana edad y mayores, según una nueva investigación.

Incluso los pacientes con apnea de sueño moderada se enfrentan a un mayor riesgo de muerte, de hasta 17 por ciento, frente a aquellos que no sufren de problemas de respiración por trastornos del sueño, encuentra el estudio de Estados Unidos, que tuvo una duración de una década.

"El hallazgo primario de nuestro estudio fue que la apnea del sueño puede aumentar el riesgo de muerte casi en 40 por ciento, incluso tras tomar en cuenta otros factores", apuntó el líder del estudio, el Dr. Naresh Punjabi, profesor asociado de medicina de la Facultad de medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.

"El estudio también muestra que lo que explica el aumento del riesgo de muerte es la reducción de los niveles de oxígeno durante el sueño que resulta de la apnea", añadió Punjabi. Los hombres que sufren apnea del sueño entre los 40 y 70 años están particularmente en riesgo de muerte por cualquier causa, pero sobre todo por enfermedad cardiovascular, encontraron los investigadores.

Punjabi y colegas publicaron sus hallazgos en la edición en línea de la revista PLoS Medicine. Ésta es la investigación de mayor tamaño que ha estudiado las relaciones entre los trastornos del sueño y la enfermedad, afirmaron.

La apnea del sueño es una afección crónica común que afecta a alrededor de uno de cada cuatro hombres y a una de cada diez mujeres, señalaron los autores. Si no se trata, puede conducir a un exceso de somnolencia, dificultades para mantenerse alerta durante el día y un mayor riesgo de accidentes de tráfico.

Para el estudio, el equipo de investigación del Centro Médico Bayview de la Johns Hopkins se enfocó en más de 6,400 hombres y mujeres que tenían entre 40 y 70 años de edad y que sufrían de apnea del sueño de leve a grave, o que no tenían tales dificultades para conciliar el sueño. Muchos participantes se describieron a sí mismos como "roncadores", una importante característica de la apnea del sueño.

A lo largo del periodo de monitorización en el hogar de los patrones del sueño, el equipo acumuló casi 10,000 registros a profundidad de los patrones de respiración, los ritmos cardiacos y la actividad cerebral durante el sueño.

Tras determinar que alrededor de la mitad de los pacientes tenía apnea de sueño entre moderada y grave, los investigadores procedieron a identificar la incidencia de enfermedades o muerte por presión arterial alta, enfermedad cardiaca y/o accidente cerebrovascular.

Durante el periodo de seguimiento de poco más de ocho años, en promedio, los investigadores encontraron que 587 hombres y 460 mujeres murieron durante el estudio.

Al comparar las muertes con los registros del patrón de sueño, el equipo encontró que tener apenas once minutos de apnea del sueño grave, en la cual los niveles de oxígeno bajan a menos de 90 por ciento de lo normal, parecía duplicar más o menos el riesgo de muerte entre los hombres.

El reducido número de mujeres que sufrían de apnea del sueño grave y que fallecieron durante el estudio permitió descartar conclusiones similares en la mujer.

Sin embargo, Punjabi y colegas enfatizaron que los hallazgos eran lo suficiente alarmantes para que los médicos prestaran atención de cerca a los hábitos de sueño de los pacientes para intervenir de forma rápida cuando sea adecuado.

"Con la creciente evidencia que indica el rango de efectos clínicos de la apnea del sueño, hay que aumentar la concienciación entre los profesionales de atención de salud y la comunidad en general", enfatizó Punjabi.

La pérdida de peso a veces reduce la apnea del sueño y algunos que la sufren obtienen alivio con el uso de un dispositivo que les impide dormir boca arriba. Para los casos graves, uno de los tratamientos actuales es el dispositivo de "presión positiva continua de las vías respiratorias" (CPAP, por sus siglas en inglés), que funciona como una especie de máscara de oxígeno que se coloca sobre la nariz para ayudar a impulsar el paso del aire por las vías nasales, evitando que las vías respiratorias colapsen.

Las personas que tienen síntomas clínicos de apnea del sueño, tales como roncar mucho, somnolencia durante el día y cansancio, deben discutir sus síntomas con un médico, aconsejó Punjabi. "Una terapia eficaz para la apnea del sueño puede mejorar tales síntomas así como la calidad de vida", aseguró.

El año pasado, estudios australianos y de la Universidad de Wisconsin reportaron hallazgos similares sobre un mayor riesgo de muerte relacionado con la apnea del sueño grave.

Fuente: Medline Plus – Health Day