Finalmente la Justicia llamaría a declarar a la actual ministra de Economía, Felisa Miceli, en el marco de la causa que se le sigue por supuesto “lavado de dinero” y “sustracción u ocultamiento de documento público”. La investigación se inició luego de que se le encontrara una bolsa con una importante suma de dinero en el baño de su despacho privado.

“Estamos juntando pruebas que ya ahora nos permitirían enfrentar un juicio”, afirmó al diario Perfil una fuente vinculada a la causa que podría complicar la ya cuestionada gestión de la ministra.

Es que la situación de Miceli se agrava a medida que avanza la investigación. Al parecer, la ministra no podría explicar ciertamente por qué el fajo de billetes habría tenido la faja del Banco Central.

Es más: la Justicia estaría por probar que el dinero apareció en el baño de su despacho privado luego de una maniobra que sería ilegal.

Por otra parte, la sombra de una posible coima sobrevuela el aire de una causa que podría terminar definitivamente con la vida política de Miceli. Es que ahora se suma una nueva sospecha vinculada con un supuesto “retorno” del Banco Hipotecario por un “favor” que habría realizado la titular del Palacio de Hacienda.

Según el semanario, las vinculaciones de la hermana de la ministra, Adriana, con el banco podrían vincular directamente a Felisa.

Por otra parte, la semana pasada corrió fuertemente la versión que indicaba que Miceli podría tener que soportar un allanamiento en su propia casa. Según informa el sitio La Política online, el objetivo de la Justicia sería secuestrar pruebas que sirvan al expediente.

Mientras tanto, su situación política es muy delicada: en el Gobierno ya piensan en un reemplazo (se habla de la diputada Mercedes Marcó del Pont) si es que la causa avanza. Es que su gestión, ahora teñida de sombras, podría terminar después del desgaste que le provoca al kirchnerismo contar con una ministra que puede quedar procesada por un delito grave.

Sólo queda esperar para ver si finalmente la Justicia decide ir contra la funcionaria o, por el contrario, todo queda en cartas de intención y rumores.