Lauren Odes, una chica voluptuosa de 28 años que trabajaba de secretaria en una empresa estadounidense, fue despedida por tener demasiado busto y “distraer a los clientes”.

Según publicó el diario New York Daily News, la supervisora le sugirió Lauren “que se aplastara los pechos” o que “se los tapara un poco”, para disimular el tamaño.

La muchacha argumentó que cuando entró en la empresa preguntó si había algún uniforme o algún pedido especial sobre el atuendo diario de los empleados y quien la contrató se limitó a decirle que “mirase alrededor y viera lo que todo el mundo llevaba”.

Con esa respuesta, la chica se vistió de manera casual, con prendas deportivas que no gustaron a los dueños de la empresa.

Ahora esta joven está pensando en denunciar a la compañía por tratar de “imponer sus creencias religiosas en un negocio”.