Un estudio prospectivo del que participaron 1.880 ancianos de Nueva York, en el que se registraron sus hábitos dietarios y su rutina de ejercicios físicos, demostró que el ejercicio físico retrasa y previene el deterioro funcional asociado al envejecimiento, mientras que la adherencia a una dieta de tipo Mediterránea (que incluye lácteos, carnes rojas, pescados, frutas, vegetales, legumbres y cereales) se relaciona con la disminución de la incidencia de enfermedad de Alzheimer (EA) y deterioro cognitivo leve.
El seguimiento se realizó por un período de catorce años, con evaluaciones neurológicas y neuropsicológicas una vez cada año y medio.
El objetivo de este estudio es evaluar si estos factores se asocian independientemente con estas enfermedades, ya que la mayoría de las personas que se ejercitan regularmente tienen en general mejor nivel socioeconómico y de educación y suelen consumir dietas más saludables. La magnitud de esta posible asociación tendría además un fuerte impacto en la salud pública.
Los investigadores registraron 282 casos de Alzheimer a lo largo del seguimiento y señalaron que la mayoría de estos pacientes no consumían dietas de tipo Mediterráneas o no realizaban ejercicio. Así, por un lado en este estudio se sugiere, que la actividad física se asociaría a la disminución del riesgo de desarrollar EA, posiblemente relacionada con la cantidad de horas de ejercicio que realizan los pacientes.
Por otro lado, algo similar se observó con la dieta, por lo que podría argumentarse que ambas están íntimamente relacionadas y corresponden a un estilo de vida más saludable. Sin embargo, en este estudio se observó que cada una de estas situaciones por separado se relaciona de manera independiente con la disminución de la incidencia de EA.
Es necesario realizar nuevos estudios aleatorizados y controlados para confirmar estos hallazgos y sentar las bases de nuevas políticas de salud, tendientes a la disminución de la incidencia de la EA, mediante la promoción de dietas equilibradas y el aumento en el ejercicio físico en los ancianos, que constituyen uno de los grupos poblacionales más sedentarios.
Fuente: Medicina Geriátrica