Virginia Giacosa

La educación prohibida, el primer documental argentino financiado y distribuido exclusivamente por internet, genera furor pero también profundas críticas en la red. De un lado están los fanáticos de este alegato a favor de la educación libre, del otro los maestros que ven en esta producción una innecesaria denuncia de la educación pública.

Aunque los realizadores advierten al comienzo del filme que "no se trata de un proceso concluido y absoluto", una alumna formada en la escuela de Olga Cossettini, un maestro de Amsafé y una profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario opinan sobre el audiovisual que despertó polémica.

El largometraje pone en debate la educación pero también la industria del cine convencional y los derechos de autor ya que se distribuye bajo la licencia “creative commons” y habilita su copia y distribución gratuita e inclusive deja abierta la puerta a su modificación.

En La educación prohibida las voces de educadores, pedagogos, padres y psicólogos que se levantaron contra un sistema educativo vigente desde hace más de 200 años se encadenan en un relato documental que tiene cierta parte de ficción. Hay una serie de dramatizaciones de docentes y alumnos en diferentes escenas de la vida aúlica que, para los críticos, lleva a extremos de exageración la figura del docente. "Yo soy el adulto, yo soy el que les va a dar esta información, ustedes son los niños, a callar y obedecer”, son algunos de los mensajes que se repoducen y que por cierto, generaron enojo.

Aunque en cierta medida esa verticalidad que es tan vieja como la institución educativa es real, la pata que le falta a la película es la incursión a esas escuelas supuestamente más libres. La cámara nunca se posa en el interior de esos salones donde los niños no miran al frente, donde no están sentados en fila, donde dibujan en un papel en blanco y no en un dibujo contorneado. Tampoco se oye la voz de esos pequeños que siempre terminan explicados en boca de los especialistas.

Germán Doin Campos, de 24 años, fue el padre de esta idea que desde el comienzo tuvo su asiento en internet. Es que el proyecto sumó 740 coproductores –de varios puntos del mundo pero en su mayoría de Argentina, Perú y España–, recaudó 62.700 dólares a través de las redes sociales en donaciones.Y después de ese recorrido, como no podía ser de otra manera, se estrenó mundialmente en la web. A poco más de un mes de su primera difusión ya cuenta con casi dos millones de descargas de YouTube y en Facebook y Twitter crecen las voces a favor y en contra.

Amanda Paccotti, que es profesora y fue alumna de la señorita Olga Cossettini, aplaude el debate que disparó el documental sobre todo en las redes sociales. Para Paccotti "llegó el momento de no esconder las cosas bajo la alfombra y abrir espacios para pensar y discutir a la educación". Aunque confiesa que no pudo terminar de ver la película reconoce que lo que vio le dejó "una mirada repetitiva y sesgada de experiencias alternativas" por fuera de la educación formal.

"Tengo 70 años, pago las deudas de haber sido educada en una escuela primaria que me abrió la cabeza pero creo en el sistema, salir de esto sería anárquico", sostiene Paccotti aunque resalta que los cambios son más que necesarios en la escuela actual. "Mentalidad A4 llamo a la forma en que se trabaja. Al menos, es la manera que encontré para definir una modalidad que es de fotocopia, rectangular, que tiene márgenes, que hay que llenar siempre sin salirse de los espacios", analiza y pese a las diferencias con "La educación prohibida" saluda que sirva a los docentes para reflexionar.

En tanto, remarcó que el desafío es "pensar cómo hacer para ayudar al maestro". "Por un lado, hay docentes que quieren hacer la cosas de otra manera, pero están muy solos y el sistema se los chupa. Por otro lado, hay maestros que se quejan de que los chicos no se interesan pero tampoco hacen nada para acercase a ellos y ni siquiera tienden redes a través del uso de internet. Hay muchos que ni siquiera saber usar un correo electrónico", expresó.

Eduardo Manchini es docente de Amsafé y da clases de Música y Portugues en las escuelas primaria Nº 816 de la zona oeste, en la Nº 546 en Fisherton y en la secundaria Nº 683. Cuando se enteró del documental estaba entusiasmado por verlo porque asegura "siempre trata de buscar cosas que apunten a la transformación de la escuela". Sin embargo, a los pocos minutos de transcurrido el material se decepcionó.

"La vi dos veces. Me pareció que el trasfondo de la película no es una alternativa sino una crítica demoledora
a al escuela pública", expresó y abundó: "Es una difusión de una serie de propuestas que tienen lugar en colegios privados con una matrícula que suele ser altísima. En el documental hablan no sólo docentes de escuelas privadas de este tipo sino también propietarios".

El docente aclara que aunque defiende la educación pública no le parece mal que exista la opción privada, lo que cuestiona son los conceptos de "espontaneismo, la desescolarización para educar en casa y la mezcla de filosofías orientales o New Age que se mezclan en el relato de las experiencias educativas". Por último, manifestó que los realizadores parecen plantear como salida algo parecido a lo que sucedió con el fenómeno de los countries en relación a la seguridad en la vida en sociedad. "Es algo para los que tienen altos ingresos como los barrios privados. Es como que dicen ´acá adentro tenés una opción para estar mejor´",

Pese a las diferencias con la película –que suma cada vez más visitas en la web a lo largo de todo el mundo– el docente resaltó que modificar el sistema es una necesidad vigente. "Sobre todo el secundario. Es claro que los chicos no tienen el paradigma nuestro. Además de la televisión ahora se forman a través del mundo digital y ese universo no es jerárquico. El acceso a la información es más horizontal y la escuela debería adaptarse y abrir los contenidos cerrados", reflexionó.

Para Paula Marini, profesora de Ciencias de la Educación de la UNR y del Instituto Superior Olga Cossettini, la película además de tener un formato y un tratamiento aburrido no plantea un debate. "Nadie pone en discusión que el formato escolar que nace en el  XVII y es llevado adelante fines del siglo XIX y XX por el Estado con la creación de las escuelas está siendo cada vez más cuestionado", explica Marini y añade: "Es una mirada naif que le quita responsabilidad al Estado en las decisiones que tiene que tomar con respecto a la educación de todos los ciudadanos. Tampoco discute la idea de igualdad. El proyecto de esas escuelas que se presentan es para unos pocos".

Para Marini la película "critica a la escuela disciplinadora pero con una mirada que pretende disciplinar en nombre de esa nueva escuela que supuestamente haría más libre a los pibes que la habitan".