La escuela Nº 1387 Santa Lucía, ubicada en Riobamba 7674 del mismo barrio, festejó sus primeros 40 años de trabajo ininterrumpido. La comunidad educativa integrada por alumnos, ex alumnos, docentes, asistentes escolares, directivos y padres, celebró la trayectoria de esfuerzo recorrida desde su creación, y se planteó nuevos desafíos de cara a 2014.

Hay algo que los más de 500 alumnos de la escuela 1387 preguntan siempre a sus maestras: “seño, por qué siempre hablan de nosotros por cosas feas”, cuenta la directora de la institución, Liliana Zulaica, en diálogo con Rosario3.com, y alude a los episodios de violencia que en reiteradas ocasiones tienen al barrio Santa Lucía como escenario, y a la repercusión mediática que los mismos generan.

Por eso, la fiesta de los 40 años de la escuela desbordó a todos de alegría; porque por primera vez en mucho tiempo, se habla de ellos a raíz de algo positivo y edificante. “En la escuela se trabaja permanentemente; la Santa Lucía hace y construye sin parar y quiere una vida mejor para todos sus alumnos”, dice convencida la directora y anticipa que si bien se ha trabajao mucho en estos 40 años, aún faltan cosas importantes por hacer.

“Ya hemos planteado al Ministerio de Educación de la provincia la necesidad de implementar la doble escolaridad en la institución, ya que la escuela significa para los chicos un espacio habitable de contención, donde se sienten bien y felices”, explica, y agrega que “los niños no se quieren ir de la escuela, cuando termina el horario de clases, porque allí está tranquilos y cuidados, además de tener comedor escolar”.

Esto motivó que los directivos pensaran en la posibilidad concreta de abrir talleres y actividades para los alumnos de la escuela primaria, en contra turno y también formación en oficios para los de la secundaria, como tarea extra clase, para que tengan una salida laboral al terminar la escuela.

“Estos lugares son complejos y difíciles para trabajar, pero hemos aprendido a hacerlo de manera colectiva con los chicos, para brindarles lo mejor posible y seguir transmitiendo valores”, remarcó Zulaica y señaló que uno de los mayores desafíos que se plantean los docentes es retener a los alumnos de la secundaria que por diversas razones empiezan a desgranarse del sistema educativo. “Los jovenes sin proyectos son presas fáciles de situaciones delicadas, en las que a veces resultan tentados por ofertas facilistas que los alejan de la educación y del trabajo. Son generaciones enteras que se pierden y que a veces hasta pierden la vida, por esta causa. Por eso, creemos que es en la escuela donde tenemos que poner toda nuestra atención, para evitar que esto suceda”, destacó la directora.

La escuela Santa Lucía fue construída en 1973 por los padres de los alumnos, en Avenida Pellegrini y Donado, zona oeste de la ciudad, desde donde fue trasladada a su actual domicilio, en el año 2000, por coincidir su emplazamiento con la autopista a Córdoba.

Los festejos

Como parte de la celebración –que comenzó el 15 de octubre de 2013, día del cumpleaños de la escuela, y se prolongó durante noviembre y diciembre– los alumnos trabajaron en la elaboración de un mural, guiados por el muralista rosarino Rubén Pérez Barrios. Fue una tarea colectiva que demandó varios meses, e incluyó el diálogo con los alumnos, plasmado luego en dibujos, además de entrevistas a padres y ex alumnos, en las que se reflejaron los sentimientos y recuerdos que a cada uno les inspiraba su paso por la escuela.

Según esos relatos, la escuela fue construida con el esfuerzo y el trabajo de todos; por eso, en los murales pueden observarse ladrillos, miradas, esfuerzo de personas, trabajo compartido. “El mural nos permittió hacer un balance y valorar la tarea cotidiana de la escuela, un lugar en el que sigue valiendo la pena permanecer y seguir trabajando”, afirmó la directora.

No hay cumpleaños sin torta; por eso, la escuela festejó con una torta gigante, además de una presentación coral que le dio marco musical al festejo, y una videoconferencia con la creadora de la institución, la educadora rosarina María Teresa Nidelcoff –que siempre apuntó a la educación como un factor de cambio en la sociedad, en beneficio de las clases trabajadoras– y que hoy vive en España.