El camino de baba dejado por caracoles y babosas es una imagen típica de jardines y parques. Ahora los científicos lograron comprender un poco más por qué. Expertos de la Universidad de Sunderland, Inglaterra, explican que los caracoles y las babosas siguen la pista de otros ejemplares de su misma especie para ahorrar energía.

Tras medir el espesor de las pistas de baba que dejan esos animales, los científicos han llegado a la conclusión de que los que siguen a otros generan menor cantidad de ese líquido viscoso que sus predecesores. Esas criaturas aprovechan una pista ya existente siempre que pueden y ahorran así más de dos tercios de la energía que necesita el primero.

Esa energía la pueden gastar luego en su alimentación a base de plantas o en su reproducción, señalan los expertos en un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society. Es como si una persona utilizase una carretera bien asfaltada en lugar de un camino empinado y lleno de obstáculos. Los investigadores llegaron a esa conclusión tras estudiar al caracol marino, conocido como "littorina littorea".

Las substancias químicas contenidas en la baba permiten a otros caracoles determinar el género y la dirección del que dejó la primera pista. Normalmente, los caracoles siguen la pista en la misma dirección del que la dejó y se cree que esa práctica ayuda a los machos a localizar a las hembras en la temporada de apareamiento.