Investigadores de la Universidad de Nueva York (NYU) han descubierto que la administración de antibióticos posee consecuencias importantes sobre las capacidades metabólicas de la microbiota intestinal –comunidad de bacterias que vive en el estómago–, como el aumento de la producción de ácidos grasos.

"Nuestros estudios en ratones sostienen que la dosificación de antiobióticos en la vida temprana aumenta la formación de tejido graso y masa corporal”, explica el investigador principal, Martin J. Blaser, director del departamento de Medicina de la NYU.

“Los cambios observados en el microbioma se relacionan con los efectos posteriores sobre la expresión génica en el hígado, que promueve la formación de grasa. En humanos, los estudios sugieren que la toma de antibióticos se asocia con el riesgo de desarrollar sobrepeso durante la infancia", afirma.

Los resultados publicados esta semana en Nature demuestran los efectos de la exposición de ratones jóvenes a los antibióticos, como la penicilina y la vancomicina, en dosis similares a las utilizadas en la industria agrícola como promotores del crecimiento. Aunque la terapia con antibióticos subterapéuticos (STAT) no provoca la ganancia de peso observada en los animales de granja, causa un aumento de la masa grasa del ratón.

"El aumento de la obesidad en todo el mundo coincide con el uso generalizado de antibióticos. Nuestra investigación proporciona un vínculo experimental en los niños que han tomado antibióticos de forma temprana", sostiene Blaser.

Para los autores, este trabajo pone de relieve el importante papel que ciertos microbios desempeñan en el mantenimiento de la actividad metabólica normal. Sus resultados apoyan las conclusiones de otro nuevo estudio, realizado en humanos y publicado en el International “Journal of Obesity”, que apunta que los niños tratados con antibióticos tienen más riesgo de ser obesos.

Después de seis semanas, los investigadores observaron que los ratones que recibieron antibióticos aumentaron entre un 10% y un 15% su masa grasa en comparación con los que no los tomaron. Igualmente, la densidad ósea aumentó significativamente en los ratones STAT y las hormonas relacionadas con el metabolismo se vieron también afectadas.

“Aunque son necesarias más investigaciones para confirmar esta teoría, la manipulación de la microbiota intestinal podría tener implicaciones para otras enfermedades relacionadas con las bacterias del intestino”, subraya Blaser. "Sin embargo, todavía estamos conociendo el impacto de esta administración y los costes que supone", concluye.

Fuente: SINC