Con una jornada de domingo a pleno sol, las inmediaciones del Gigante de Arroyito se vieron inundadas de socios y simpatizantes que fueron a emitir su voto con la esperanza de sacar al club de sus amores de la crisis por la que atraviesa. Los hinchas no se cansaban de repetir que “
el partido del viernes hizo que el Canalla se diera cuenta que no se puede más, hay que participar”.
La jornada se vivió con normalidad. Son de destacar la masividad de votantes, la cantidad de mujeres y familias que fueron y la tranquilidad de los comicios. Al ingreso al estadio se colgaron los padrones distribuidos en 42 mesas, luego los votantes tenían que pasar por los cinco molinetes dispuestos para el control. Allí debían mostrar su carné de socio, su cuota de octubre paga y el documento de identidad. Unos cuantos tuvieron que pegarse la vuelta porque no reunían los requisitos para emitir el sufragio. Otros tantos manifestaron su enojo porque no aparecían en los padrones y desde el club le explicaron que “unos 400 no figuraban por error de la comisión organizadora”.
Para llegar hasta las urnas, durante toda la jornada los votantes canallas debieron hacer colas, algo que desde las primeras horas hacía presagiar la alta participación del hincha centralista. La espera se realizaba dentro de las instalaciones del club y no en la vereda porque, según los policías, “de esa manera se evita cualquier tipo de disturbios”.
El único incidente que se pudo registrar fue apenas un intento de pelea entre dos integrantes de listas opuestas. Pero fue sólo un amague. Los muchachos que querían ir a las piñas fueron separados al grito de “¡Paren, paren, ahora lo que importa es salvar a Central!”
En la avenida costanera, el tránsito vehicular fue incesante durante toda la tarde. Algunos se acercaban a votar, otros a disfrutar del aire libre por el día soleado. Pero a ninguno le pasó desapercibido el acto electoral del club que movilizó a más gente que en la última elección.
La jornada se vivió con normalidad. Son de destacar la masividad de votantes, la cantidad de mujeres y familias que fueron y la tranquilidad de los comicios. Al ingreso al estadio se colgaron los padrones distribuidos en 42 mesas, luego los votantes tenían que pasar por los cinco molinetes dispuestos para el control. Allí debían mostrar su carné de socio, su cuota de octubre paga y el documento de identidad. Unos cuantos tuvieron que pegarse la vuelta porque no reunían los requisitos para emitir el sufragio. Otros tantos manifestaron su enojo porque no aparecían en los padrones y desde el club le explicaron que “unos 400 no figuraban por error de la comisión organizadora”.
Para llegar hasta las urnas, durante toda la jornada los votantes canallas debieron hacer colas, algo que desde las primeras horas hacía presagiar la alta participación del hincha centralista. La espera se realizaba dentro de las instalaciones del club y no en la vereda porque, según los policías, “de esa manera se evita cualquier tipo de disturbios”.
El único incidente que se pudo registrar fue apenas un intento de pelea entre dos integrantes de listas opuestas. Pero fue sólo un amague. Los muchachos que querían ir a las piñas fueron separados al grito de “¡Paren, paren, ahora lo que importa es salvar a Central!”
En la avenida costanera, el tránsito vehicular fue incesante durante toda la tarde. Algunos se acercaban a votar, otros a disfrutar del aire libre por el día soleado. Pero a ninguno le pasó desapercibido el acto electoral del club que movilizó a más gente que en la última elección.