De acuerdo a los resultados de la experiencia, impulsada por el Ministerio de Educación, que se llevó a cabo en General Villegas entre chicos de preescolar, primario y secundario, loss docentes dicen que la lectura en voz alta refuerza la comprensión de los textos y ayuda a que se concentren más.
La investigación –que se titula “Villegas en palabras”– se realizó sobre 6.828 alumnos de preescolar, en las escuelas primarias y secundarias, y con 976 docentes del partido de General Villegas, en la provincia de Buenos Aires. El 75,6 % de los docentes dijo que las acciones de promoción de la lectura y, en particular, la práctica de la lectura en voz alta se tradujo en el aumento de la participación de los alumnos durante las clases, que promovió el acercamiento de los chicos a la biblioteca y mejoró el desempeño de aquellos con problemas de disciplina o de concentración.
El 90 % de los docentes señaló también que la lectura y, especialmente, los espacios compartidos de esa práctica ayudaron a mejorar la atención de los alumnos durante la clase. Sólo en las escuelas secundarias, el 43,5 % dijo que la experiencia fue de “mucha ayuda”.
“En General Villegas hicieron un proyecto de fomento de la lectura en el año 2000. Ahora, nos pidieron que tomemos esa localidad como testigo del Programa de Lectura en Voz Alta. Es interesante además porque es un partido completo que nos proporciona un mapa de escuelas urbanas y rurales de todos los niveles educativos. La práctica de la lectura en voz alta es, además, el camino más fácil para generar nuevos lectores y nuevos lazos sociales. Lo que buscamos también fue reinstalar la lectura en voz alta dentro del aula como ejercicio para los alumnos y los docentes”, explicó la directora del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación, Margarita Eggers Lan.
El trabajo se realizó entre mayo y diciembre de este año y buscó evaluar el impacto de las acciones de promoción de la lectura en las 92 escuelas del distrito –desde preescolar hasta la secundaria– y tuvo tres ejes: las prácticas de lectura en voz alta dentro del aula; la capacitación para los maestros, entre los cuales la participación fue del 95 %; y el encuentro con escritores como Gustavo Roldán o Juan Sasturain.
El 90,4 % de los docentes dijo que las prácticas de lectura en voz alta influyeron a la hora de mejorar la comprensión de textos de sus alumnos y que de las 3.089 lecturas realizadas en las escuelas secundarias, sólo 885 tuvieron lugares en materias relacionadas con el lenguaje. El 71,4 % de distribuyó entre el resto de las asignaturas. “Sólo el 30 por ciento de las lecturas se hicieron dentro del área de lengua y el resto del porcentaje se dividió en las áreas de matemática, química, educación física, contabilidad o ciencias sociales. En las lecturas sugeridas hay de todo: no sólo literatura como cuentos o novelas, también recortes de diarios o revistas o artículos científicos que los maestros pueden utilizar con sus alumnos dentro del aula”, dice Eggers Lan.
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, dijo que “fijar como lineamiento de política educativa un mejor acceso a la lectura, hace necesaria una línea de trabajo que apunte a facilitar y perfeccionar los espacios, prácticas, escenarios y circuitos dedicados a la lectura”.
“Hasta aquel alumno que sabés que no tiene una lectura corriente expresiva se anima a leer y se esfuerza por llevarse un libro, volver y leerles a los chicos de jardín, y tratar de leer lo mejor posible. Todos esfuerzos y resultados que por ahí de otra manera no los hubiésemos logrado”, dijo en el informe una maestra de una escuela rural de Villegas.
El 92,7 % de los docentes aseguró que la respuesta de sus alumnos fue “muy positiva” y que sintieron la aceptación por parte de los alumnos, el entusiasmo, la motivación para leer en voz alta. “En una reunión de docentes, hace unos días, les decía que siempre le echamos la culpa al docente de lengua de que los chicos no se saben expresar porque no leen.”, reconoció una inspectora de primaria.
La investigación –que se titula “Villegas en palabras”– se realizó sobre 6.828 alumnos de preescolar, en las escuelas primarias y secundarias, y con 976 docentes del partido de General Villegas, en la provincia de Buenos Aires. El 75,6 % de los docentes dijo que las acciones de promoción de la lectura y, en particular, la práctica de la lectura en voz alta se tradujo en el aumento de la participación de los alumnos durante las clases, que promovió el acercamiento de los chicos a la biblioteca y mejoró el desempeño de aquellos con problemas de disciplina o de concentración.
El 90 % de los docentes señaló también que la lectura y, especialmente, los espacios compartidos de esa práctica ayudaron a mejorar la atención de los alumnos durante la clase. Sólo en las escuelas secundarias, el 43,5 % dijo que la experiencia fue de “mucha ayuda”.
“En General Villegas hicieron un proyecto de fomento de la lectura en el año 2000. Ahora, nos pidieron que tomemos esa localidad como testigo del Programa de Lectura en Voz Alta. Es interesante además porque es un partido completo que nos proporciona un mapa de escuelas urbanas y rurales de todos los niveles educativos. La práctica de la lectura en voz alta es, además, el camino más fácil para generar nuevos lectores y nuevos lazos sociales. Lo que buscamos también fue reinstalar la lectura en voz alta dentro del aula como ejercicio para los alumnos y los docentes”, explicó la directora del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación, Margarita Eggers Lan.
El trabajo se realizó entre mayo y diciembre de este año y buscó evaluar el impacto de las acciones de promoción de la lectura en las 92 escuelas del distrito –desde preescolar hasta la secundaria– y tuvo tres ejes: las prácticas de lectura en voz alta dentro del aula; la capacitación para los maestros, entre los cuales la participación fue del 95 %; y el encuentro con escritores como Gustavo Roldán o Juan Sasturain.
El 90,4 % de los docentes dijo que las prácticas de lectura en voz alta influyeron a la hora de mejorar la comprensión de textos de sus alumnos y que de las 3.089 lecturas realizadas en las escuelas secundarias, sólo 885 tuvieron lugares en materias relacionadas con el lenguaje. El 71,4 % de distribuyó entre el resto de las asignaturas. “Sólo el 30 por ciento de las lecturas se hicieron dentro del área de lengua y el resto del porcentaje se dividió en las áreas de matemática, química, educación física, contabilidad o ciencias sociales. En las lecturas sugeridas hay de todo: no sólo literatura como cuentos o novelas, también recortes de diarios o revistas o artículos científicos que los maestros pueden utilizar con sus alumnos dentro del aula”, dice Eggers Lan.
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, dijo que “fijar como lineamiento de política educativa un mejor acceso a la lectura, hace necesaria una línea de trabajo que apunte a facilitar y perfeccionar los espacios, prácticas, escenarios y circuitos dedicados a la lectura”.
“Hasta aquel alumno que sabés que no tiene una lectura corriente expresiva se anima a leer y se esfuerza por llevarse un libro, volver y leerles a los chicos de jardín, y tratar de leer lo mejor posible. Todos esfuerzos y resultados que por ahí de otra manera no los hubiésemos logrado”, dijo en el informe una maestra de una escuela rural de Villegas.
El 92,7 % de los docentes aseguró que la respuesta de sus alumnos fue “muy positiva” y que sintieron la aceptación por parte de los alumnos, el entusiasmo, la motivación para leer en voz alta. “En una reunión de docentes, hace unos días, les decía que siempre le echamos la culpa al docente de lengua de que los chicos no se saben expresar porque no leen.”, reconoció una inspectora de primaria.