Aún en la era de lo digital, cada vez es más amplia la oferta de libros infantiles: de distintas formas, plásticos para poder mojarlos, con tela, con títeres, con colores e imágenes llamativas. La lectura sigue constituyendo un factor fundamental para el desarrollo de las competencias cognitivas. De este modo los niños desarrollan habilidades del lenguaje, logran expresar sus ideas y sentimientos, se relacionan entre ellos y con los adultos de su entorno, modelando su personalidad.

 

Leer es una actividad compleja donde se activa la mente; se construyen el pensamiento, el conocimiento, la autoestima, la imaginación y creatividad; se estimula la curiosidad, los vínculos con la cultura; se enriquece el vocabulario, la expresión oral y escrita. Además es un espacio de disfrute y diversión.

 

La familia es el espacio primario ideal para fomentar el placer y el gusto por la lectura. El simple hecho de tomar imágenes y contar historias a través de estas genera la posibilidad de un espacio de reflexión y diálogo en la familia. Por eso es importante que el adulto se tome su tiempo para escuchar, que dé al niño la posibilidad de expresarse (en balbuceos, sílabas o palabras), alentándolo ante los logros y así aumentar su autoestima.

 

Libros recomendados según la edad:

 

Para cada edad hay un tipo de lectura recomendada que podrá generar el interés y la curiosidad por parte de los niños si se les brinda el espacio y tiempo que se merecen.

 

0 a 2 años: libros con imágenes sencillas y familiares. Poco texto. Rimas o poesías. Libros con diferentes texturas. A estas edades es importante ofrecerles los libros para que manipulen, hacerles preguntas para que señalen e interaccionen.

2 a 4 años: mayor cantidad de imágenes por página. Textos breves que acompañen a las imágenes. Temáticas familiares. Historias cortas con pocos personajes, rimas y versos. Es recomendable hacer preguntas sobre la historia para facilitar la comprensión del texto. Dejarlos elegir el libro.

4 a 7 años: menos imágenes y más texto. Libros de más páginas. Protagonistas infantiles. Fabulas, narraciones y personificaciones. Historias con humor. Se les puede ofrecer libros para que ellos mismos lean o nos cuenten los libros que ya conocen, proponerles que nos cuenten como les parece que continuará la historia aun cuando no han finalizado la lectura. Inventar finales diferentes. Inventar historias con ellos.

7 a 10 años: temáticas relacionadas con el mundo de las brujas o hadas, duendes o magos. Historietas. Cuentos de humor, realistas. También interesan aquellos libros que responden de forma sencilla a sus porqués. Se puede utilizar la lectura como un momento para compartir con los chicos. Se les puede ofrecer material de lectura y proponerles el intercambio de libros con amigos.

A partir de los 10 años la lectura varía según los intereses de cada niño: historias de amor, aventura y amistad; aventuras con realismo verosímil; combinación de lo sentimental y lo artístico con el mundo de la aventura y el heroísmo; cuentos policiales, de terror, poesía e historieta. A esta edad es recomendable preguntarles sobre lo que están leyendo, compartir momentos de lectura.

A partir de los 12 años: se inclinan más por las novelas realistas relacionadas con la amistad, con el primer amor y con problemas del entorno social. Será interesante introducirlos en la lectura de bibliografías, libros de poesía y teatro, revistas y prensa diaria. Por otra parte, uno de los temas que más le llamará la atención serán las aventuras peligrosas. 

Los niños tienen que percibir que la lectura es una posibilidad de intercambio y de comunicación con las personas, por tanto, la tarea de los adultos es acompañarlos en el proceso de aprendizaje y enseñarles su importancia de estar en contacto con los libros.

La influencia de la familia, la escuela y del contexto sociocultural será decisiva para formar lectores competentes que desarrollen la práctica de la lectura durante toda su vida y no solo durante la etapa escolar. Si su hijo lo ve leyendo, seguramente querrá imitarlo.

 

Dras. Nora Zonis (MN 117822) y Salome Nasif MN 158256), pediatras de Swiss Medical Center